Es de manera fundamental en las artes escénicas donde David Alcorta desarrolla su apretada y muy solicitada agenda. El diseñador de iluminación alavés se ha convertido desde hace tiempo en un nombre de referencia gracias al trabajo realizado en montajes diversos como el que hoy mismo le tiene al pie del cañón en el Principal, puesto que se representa en el marco del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz la obra Altsasula obra Altsasu. Pero como ni quiere ni sabe estarse quieto, estos días también están siendo especialmente intensos por el Umbra Light Festival, en cuya segunda edición ha sido seleccionado.
El certamen comenzará mañana a las 19.00 horas, proponiendo al público una veintena de instalaciones y propuestas en las que el light art es el principio y el fin. Eso sí, desde hace unos días, los diferentes puntos de la capital alavesa que van a ser escenario del festival hasta el domingo -cada jornada, hasta las 23.00 horas- están viviendo horas frenéticas con el montaje de las diferentes estructuras y las pruebas pertinentes. Es el caso también de Alcorta, que ha convertido el paseo Fray Francisco en su campo de operaciones, más allá de que el frío la convierte en una sede un tanto particular. El lunes hacia las diez de la noche ya se pudieron hacer los primeros ensayos. Ayer, en torno a las seis y media se siguió el camino. Todo tiene que estar listo para este viernes.
A la altura del muro que separa el Museo de Armería y Ajuria Enea se encuentran como suspendidos en el aire los dos láseres que se encargan de hacer realidad los diseños de Alcorta. “Esto no tiene nada que ver con trabajar para una obra de teatro o de danza”, apunta el creador mientras delante de un ordenador portátil van apareciendo la media docena de piezas que ha inventado para que se proyecten usando los árboles del paseo no ya como pantalla, sino como protagonistas naturales de su propuesta.
Los primeros efectos aparecen y la respuesta es inmediata por parte de los viandantes que están dando un paseo o recogiendo a los pequeños que salen de los colegios cercanos. Y ya sean grandes o pequeños, los comentarios de admiración se repiten. Eso aunque solo se están haciendo pruebas y hay momentos en los que la oscuridad vuelve. “Hay que ir ajustando algunos detalles, pero está todo preparado”, adelanta el creador, que invita a no quedarse quieto mirando su obra. Tiene razón. Todo va cambiando y se aprecia de manera muy distinta según se quien mira va caminando. Es uno de los efectos específicos que se busca.
El otoño está presente y los árboles del paseo casi no tienen hojas. Es un factor importante. Alcorta sabe que seguramente, aún con los mismos diseños realizados, el resultado final sería distinto si se estuviese, por ejemplo, en primavera. “Pero no me puedo imaginar cómo quedaría en ese caso”, sonríe, mientras va apuntando mentalmente las tareas que todavía le quedan por cerrar antes de que mañana todo esté en perfecto estado de revista.
Además, cerca de donde él se encuentra, el público va a poder ver otras instalaciones como la que se proyectará en la fachada del Museo de Bellas Artes. Así que el ir y venir de gente seguro que es constante durante estas jornadas en las que el Umbra Light Festival va a iluminar la capital alavesa.