Son muchos los hilos personales y musicales que desde hace tiempo cruzan los cuerpos de Libe García de Cortázar y Jon Basaguren. Tantos que, en realidad, el nacimiento de Pasadena es tan lógico que incluso sorprende que este alma sonora compartida no haya surgido antes. Ha llegado el momento. De hecho, desde hace unos pocos días ya es una realidad palpable el primer disco del grupo, un álbum homónimo que se puede encontrar tanto en su versión digital como en formato físico (CD), aunque en este caso también se editarán vinilos, que estarán disponibles hacia finales de enero del próximo año.
De hecho, se espera que hacia febrero se produzca otro punto importante en este proyecto, y es la presentación en directo de la banda y las ocho canciones que dan forma a su primera referencia. Arrancará así la agenda de conciertos si, como es de esperar, la situación sanitaria no se empeña en poner más obstáculos en el camino. Eso sí, García de Cortázar y Basaguren no quieren ir más allá. “Todo esto nació sin programarlo mucho y ha ido evolucionando a lo largo de este tiempo. Es más, hay temas que compusimos muy al principio, a los que luego hemos dado otro enfoque. Así que no hay planes de futuro después, no sabemos si tendrá continuidad o no, ni nos lo planteamos en este instante. Lo que sabemos es que nos hemos quedado muy contentos con el disco y ahora lo que queremos es tocar”, apuntan ambos.
Aunque en los proyectos que lideran (Libe e Izaki Gardenak), ambos están involucrados, en Pasadena los dos son al mismo tiempo y por entero el principio y el fin. “Teníamos ganas de componer desde cero los dos juntos. Siempre habíamos hablando de ello, de colaborar en cada paso y desde el minuto uno”. Eso más allá de que, como dicen entre risas, “al principio todo salió muy fluido, pero cuando la cosa se puso seria, vino lo que vino; hemos tenido un verano divertido”. En todo proceso creativo, y más si implica a más de una persona, siempre hay un tira y afloja.
Ocho cortes
Itzuli, Goibela arnasten dute y ItzuliGoibela arnasten duteEz gara hil behar son algunos de los ocho cortes que han aparecido como resultado de esa apuesta en común, una aventura que tomó forma definitiva el pasado septiembre en La Mina Estudios (Sevilla), con Raúl Pérez a los mandos. “Ya habíamos trabajado con él en el último disco de Izaki Gardenak. Sabíamos que podíamos volver sin miedos, con total confianza en su labor. Y así ha sido. Además, el estudio es diferente, es una casa y es toda una experiencia”. Una vivencia compartida, además, con Danilo Foronda y Dani Arrizabalaga, otros dos viejos amigos -tanto en lo personal como en lo musical- involucrados también en esta aventura.
En lo que se refiere a los fondos, “nos ha salido un disco que tiene relación con la época que estamos viviendo, aunque no hablemos directamente de ello”, describe Basaguren. “Igual es un poco postapocalíptico”. Todo, en realidad, está “como un poco teñido de oscuro; hemos plasmado aquí cosas muy potentes, hemos sacado cuestiones muy de dentro”. Un ejemplo muy claro lo pone García de Cortázar: “hace ahora un año que murió mi ama y, por supuesto, hay un reflejo de ello en algún tema, hablando del vacío que se queda, de lo que supone la muerte. A nosotros nos ha servido para sacar mucho dolor y cuestiones muy íntimas”. A partir de ahí, cada persona del público “llevará lo que contamos a su terreno y hará sus interpretaciones. Si con una canción conseguimos acompañarte en momentos en los que igual necesitas sentir algo más, objetivo cumplido”.
Por supuesto, esto tiene un reflejo en las formas. Sobre la base de la americana, “hemos buscado más la emoción que el virtuosismo. Hemos tendido a la sobriedad”, buscando ser “muy moderados” y pensando en conseguir un sonido sencillo -que no simple- y efectivo. “Hemos ido a la esencia. La sensación de los dos es que es el mejor disco de todos en los que hemos participado”. Y ahora es propiedad del público.
Para la primera parte de 2022 está previsto que arranque la agenda de conciertos, coincidiendo con la publicación en vinilo del álbum
Grabado en septiembre en los estudios sevillanos La Mina, este primer trabajo del grupo está compuesto por ocho canciones