- Tras un leve retraso, ya que la celebración estaba prevista para el pasado 15 de agosto, la Agrupación Musical de Laguardia, que dirige Eduardo Moreno, celebra hoy domingo sus 140 años de historia con un concierto de boleros y canciones de amor preparados expresamente para este evento. Para el concierto se han extremado todas las medidas de seguridad, incluido este retraso “porque había mucho covid”, cuenta el director Eduardo Moreno, “y yo no quería arriesgar. Al fin y al cabo, el responsable soy yo y tampoco era la primera vez que había que cambiar de fecha un concierto por esta razón”.
Aquella banda de hace 140 años se fundó un día de San Ignacio. En Laguardia había músicos y el Ayuntamiento los reunió para crear una banda, una música municipal. “Los vecinos se suman a esa iniciativa y 68 de ellos aportaron dos reales cada uno durante dos años para comprar instrumentos, partituras y todo el material necesario”, explica.
La razón por la que se decidió su fundación “fue porque en los pueblos, entonces, no había nada y las bandas militares, que tenían 150 años, asumen que entre unos cuantos la pueden montar muy gorda, que pueden hacer muchas cosas con la música. Que los instrumentos de viento no están solo para la iglesia, sino que sirven también para bailar, para estar en la calle, para las procesiones...”.
Por esa razón, al crear la banda, el Ayuntamiento mata dos pájaros de un tiro: crea la academia de música, donde todos los hijos del pueblo que quisieran podían ir a aprender ya que tenían que pagar muy poquito dinero; y, por otra parte, el Consistorio tenía la opción de tener música siempre que fuera necesario y en un momento en el que no era fácil disfrutarla, tan solo en fiestas.
Así es como surge la banda, aunque ya había músicos desde la época de Samaniego y de hecho en la segunda mitad del siglo XIX hay un antecedente, que era la Orquesta de Aficionados de la Villa. Eduardo Moreno, en el trabajo de investigación que lleva realizando desde hace años, ha encontrado que había músicos profesionales que se juntaban con aficionados de Laguardia para hacer lo que llamaban Fiesta de Aficionados, música fuera de la iglesia. “No sabemos qué tipo de música, pero sí que tenían instrumentos de viento. Estaba el maestre de capilla, que se supone que era la persona más importante musical del pueblo ya que dirigía la orquesta de la iglesia, y alquilaban un local y aquello servía para socializar, para estar juntos, que al final es el valor que tenían las bandas”.
Tener 140 años ininterrumpidos es todo un valor, por lo difícil de mantenerse sin haberse disuelto nunca. “Recientemente estuve tocando el Pamplona y en Lerín me pidieron que les hiciera una marcha. Ellos tienen 10 años, aunque sí que tuvieron banda anteriormente pero se deshizo a mediados del siglo XX, como casi todas por cuestiones desde económicas hasta sociales”.
Sin embargo, la de Laguardia ha mantenido su presencia ininterrumpidamente. Para celebrarlo, hoy habrá 40 músicos en el concierto, porque como en todas las cosas, la pandemia se está dejando notar. Por eso Eduardo Moreno cree que hay nubarrones en el horizonte. “Cuando termine de pasar esto habrá muchas cosas alteradas, cambiadas y me atrevo a decir que muchas bandas van a desaparecer. Mermadas nos vamos a encontrar todas porque en encuentros con otras a las que hemos acompañado para ayudar o reforzar lo hemos comentado y vemos que todo esto va a cambiar hábitos en las vidas. Hoy vamos a vivir un maravilloso momento musical, pero estamos luchando para que esto que tenemos encima no trastorne lo que hemos estado haciendo durante más de 100 años, que es tocar todos los domingos”.
Con esa dilatada historia es evidente que se han vivido incontables anécdotas y Eduardo Moreno recuerda una de 1919, año que la de Laguardia ganó la medalla de bandas civiles. “La gente creía que era algo increíble, pero la realidad es que solo nos habíamos presentado nosotros”, evoca.
Otra vez la banda de Laguardia fue a tocar a un pueblo de Navarra, a Zúñiga, el 25 de septiembre de 1926, y hubo dos músicos que bebieron más vino de la cuenta y se enfadaron con el director, Nicolás García, y les dio por quemar sus partituras: dos pasodobles del director, uno de su propiedad, El Gitanillo, y otro de su invención, A los toros. El director solicitó que los dos músicos fueran expulsados, pero no pudo recuperarlas porque entonces no había fotocopiadoras.
En cuanto al concierto de hoy, Eduardo Moreno explica que han preparado una selección de boleros, canciones latinas y mexicanas, e incluso alguna pop muy conocidas y “hemos transformado un poco la banda porque juntamos una guitarra eléctrica, Ulrich Calvo; un contrabajo, Marcelo Escrich; y a la cantante Ana Irigoyen. Va a ser todo cantado y lo que vamos a intentar será un recorrido por canciones de amor de los últimos setenta años, muy conocidas, que agraden a un público muy amplio. Será un concierto alegre, que sea motivo de celebración, y así lo hemos preparado: escrito exprofeso para este día”.
Añade que “lo que queremos transmitir es alegría e intentar festejar que vamos a cumplir 140 años, algo que no es habitual y menos ahora que la cosa está como está y contra la que llevamos luchando desde el año pasado para que esto no se merme mucho, sino que sea un bache, que lo crucemos”.