a vida no basta. Ese es el título de la exposición que repasa los más de 50 años de trayectoria artística del zarauztarra Xabier Egaña. La Sala de Exposiciones Fundación Vital acogió esta muestra compuesta por más de 65 obras, algunas de ellas nunca antes exhibidas, durante el año 2019.

Por primera vez se mostraron en público algunos de los libros de autor que Egaña ha ido elaborando a lo largo de su trayectoria. "Estos libros son parte de su lenguaje más íntimo y personal, donde el autor refleja ideas y emociones, donde boceta, recoge y plasma sus inquietudes y reflexiones", aseguran desde ArtEgaña. Pues no ha sido la única novedad. Los visitantes que se acercaron al espacio dependiente de Fundación Vital en 2019 tuvieron la suerte de ver en vivo y en directo cómo pintaba Egaña un mural en la sala. El resultado fue, según ha detallado la asociación, "una pieza híbrida pintura-collage de 250 por 610 centímetros". No en vano, fue desmontada y guardada tras la muestra, pero ahora "ha salido a la luz", ya que "ha quedado instalada junto a la entrada, en la sede de la Fundación Sancho el Sabio", ubicada en Betoño. Por ello quedará un trocito de Xabier Egaña en Gasteiz.

El título de la exposición quiere indicar, a juicio del autor, que en la vida hay que hacer cosas y no solo pasar por ella. Con esa idea creó Fundación Vital esta exposición que engloba un recorrido por diversas épocas del artista. Desde sus primeros recuerdos de infancia junto a la Ría de Bilbao, pasando por su compromiso con la vida religiosa en el espíritu franciscano, y su posterior implicación docente en las artes plásticas.

Tal y como han indicado desde ArtEgaña, este lugar es idóneo para el arte, teniendo en cuenta que "la Fundación Sancho el Sabio es uno de los más importantes centros de documentación sobre la cultura vasca, cuya labor se centra en la recopilación, ordenación, conservación y difusión de toda clase de documentos en esta materia".

La obra lleva el nombre de la exposición y se puede ver desde el exterior de la construcción a través de la "imponente estructura-caja de vidrio" que rodea el edificio rehabilitado del antiguo cementerio del convento de Madres Carmelitas Descalzas en Betoño.

De momento no se sabe cual será el futuro de las otras 65 obras que se vieron en la capital alavesa, pero el artista plástico adelantó que le gustaría exhibirlas en otras ciudades de Euskadi. Desde ArtEgaña han lanzado la idea de traer algunas de las creaciones a Zarautz.

Gracias a la asociación, creada por varios vecinos zarauztarras, se ha logrado recordar al único artista superviviente de la Basílica de Arantzazu, donde colaboró con Oteiza ejecutando en 1978 las pinturas murales. También ha hecho varias aportaciones al pueblo zarauztarra con el ábside de la parroquia de San Pelayo o el mural de Salbatore Mitxelena.

El futuro de otras 65 piezas exhibidas en Gasteiz está en el aire, pero ArtEgaña ha lanzado la idea de llevar algunas a Zarautz