- Ancor Montaner fue el ganador de la cuarta edición de Maestros de la costura la noche del lunes, una final en la que se impuso a otro de los aprendices más destacados, Lluís, al realizar un vestido inspirado en el diseño de Valentino.
"Me siento como la Cenicienta, siento que brillo y los jueces han sido mis hadas madrinas", dijo ayer a Efe un emocionado y nervioso Ancor (Valencia, 1993), aún sin terminar de creer que es el ganador de este concurso de TVE. "Con el nivelazo que había era muy difícil llegar a la final". Cuando el jurado dijo su nombre sintió que se paraba el tiempo al ver desfilar con su vestido a la top Nuria Rothschild. De natural tímido, reconoce que el programa le ha dado una "confianza brutal. Yo siempre soy de los que dudan que pueda aportar algo, siempre me he quitado mérito y he pensado que había gente mejor que yo. Ahora no me pongo ni más ni menos sino el que tengo".
Aunque su intención desde que llegó al taller, en el que le inscribió su mujer, era ganar, sentía que "en cualquier momento podía pasar algo que lo dificultara", como así sucedió. El aprendiz valenciano, licenciado en Bellas Artes, fue expulsado en el cuarto programa tras una prueba en la que tenía que confeccionar varias piezas inspiradas en la cultura trap, que nació en los años 90 en los suburbios de Atlanta. Una moda que mezcla prendas deportivas con elementos de alta costura. Su llanto desconsolado al abandonar el programa desarmó a sus compañeros y a los jueces. Una experiencia no solo con sombras, también con luces como cuando la presentadora Raquel Sánchez Silva lució uno de sus vestidos, confeccionado en una de las pruebas de expulsión. "Me pareció increíble", dice sin falsa modestia. Ahora, entre sonrisas tímidas, recuerda con cierto pudor la prenda que no superó el nivel exigido al no disponer de suficientes referencias. Sin embargo, para él las pruebas de mayor dificultad fueron dos exteriores en los que su equipo tuvo que realizar un traje para el Rocío y la réplica de un vestido de Lagartera. A pesar del alto nivel de todos, tenía claro que Nani, Milly, Lluís y él mismo "éramos los cuatro top. Ellos tres eran los que más difícil me lo iban a poner", y asegura que, pese a los roces normales en momentos de nerviosismo, "todos nos hicimos amigos y lo disfrutamos mucho. Somos una gran familia".
Su meta "lejana" es montar su propio atelier y su principal objetivo en este momento, trasladarse a Madrid para formarse. "Imagínate que algún diseñador me quiere para trabajar con él, sería una oportunidad para aprender, formarme y dejarme guiar". De momento, esa opción se ha materializado con una colaboración con la diseñadora de calzado para baile swing Begoña Cervera, con la estética de los años 40 y 50, la época favorita y en la que se inspira este profesor de pintura. Una época que le encanta, que tiene como "referente", porque resalta la elegancia de la mujer con sus líneas clásicas, su opulencia y esplendor. "Me inspira, pero no se trata de hacer disfraces ni reproducciones", su intención es buscar la elegancia "sea en la época que sea".
Para el concursante, los jueces Lorenzo Caprile, María Escoté y Alejandro Palomo han sido una inspiración. "María tiene una fuerza y vitalidad impresionantes. Es una artista que juega con los colores haciendo unas composiciones increíbles". Del cordobés Alejandro Palomo valora su "estilo y cómo ha elevado el diseño de hombre al nivel de la mujer en la moda". De Lorenzo Caprile resalta "su buen hacer, su gusto exquisito". Tenerlos cerca ha sido todo un aprendizaje.