"Son un sujeto histórico para entender el devenir tanto del territorio como de Vitoria" desde finales del siglo XIX. Por eso, el acercamiento a su figura, su evolución, sus aportaciones y su trabajo es fundamental. Desde ese convencimiento, se hace ahora realidad el libro La historia de las naiperas de Heraclio Fournier. Expresión de una memoria viva, realizado por Aritza Sáenz del Castillo. La publicación ve la luz y lo hace con el acompañamiento de una exposición de cámara en el Bibat, que se va a poder visitar durante todo este año.

Como tantos otros proyectos en los últimos meses, tanto el análisis histórico realizado por Sáenz del Castillo como la muestra tenían que haberse encontrado con el público en 2020, coincidiendo con la fundación de la referencial empresa de naipes alavesa. Pero la pandemia se encargó de trastocar los planes. Aún así, el covid no ha conseguido impedir que sea ahora cuando ambas propuestas den el paso definitivo para poner en valor a estas mujeres que fueron "símbolo del vitorianismo", como explica el profesor adjunto del departamento de Didáctica de las Ciencias Sociales de la Universidad del País Vasco. "Fuimos y somos un icono el diseño vasco y español", añade Javier Berasategui, director general de Naipes Heraclio Fournier, quien también subraya que "esta empresa fue pionera en la integración de la mujer en el mundo laboral".

En este sentido, en los primeros procesos de industrialización de finales del siglo XIX, la firma de naipes era una de las pocas excepciones en este campo por dos motivos esenciales. Por un lado, porque el trabajo con los naipes exigía una gran minuciosidad, "desarrollar labores que se entendían como propias de las mujeres" como el revisado o el cortado. Por otro, porque "el salario que se les pagaba a ellas era menor", describe Sáenz del Castillo. Por unas y otras razones, lo cierto es que "las mujeres fueron activas y mayoritarias" a lo largo de las décadas en la fábrica, dibujando, sobre todo al principio, un perfil de trabajadora que solía entrar en la plantilla con 14 y 15 años para quedarse hasta los 25 o 30, cuando ya la situación familiar cambiaba, y al casarse la gran mayoría dejaba el puesto.

De hecho, los cambios en este sentido, también con respecto a las condiciones laborales y salariales, y otras circunstancias, sirven a la publicación y a la exposición para hacer un retrato de los cambios económicos, sociales y políticos vividos por la sociedad alavesa hasta la actualidad. "Nunca ha sido una empresa que haya externalizado mucho los conflictos laborales pero sí podemos encontrar huellas de las reivindicaciones de las naiperas con respecto a la mayor valoración de sus puestos, por ejemplo. Sin perder de vista momentos especiales de compromiso como sucedió en torno al 3 de marzo de 1976".

Tanto el libro como la exposición, respaldadas por el Museo Fournier de Naipes (Bibat), quieren ser, ante todo, un homenaje a estas mujeres, a las naiperas, a unas trabajadoras que abrieron el camino a tantas otras cuando, por lo general, no se entendía la presencia de la mujer en la industria. La muestra se puede visitar ya. La publicación se empezará a vender en abril por 18 euros. Una y otra son una mirada al ayer para, en realidad, poner sobre la mesa cuestiones que son presente para la sociedad.