El 25 de marzo se cumplirán 40 años del primer desfile de Agatha Ruiz de la Prada, una fecha redonda que la diseñadora va a celebrar en Gasteiz con una “exposición especial que se ha preparado para esta ciudad y este espacio”, el Centro de Exposiciones Fundación Vital. “La única pena es que mi hijo Tristán tenía muchas ganas de conocer sobre todo la gastronomía de aquí y está todo cerrado, así que tendremos que volver pronto”. Por lo menos, la muestra ha podido llegar, que hasta las últimas inclemencias en forma de nieve por tierras madrileñas han estado a punto de atrasar los planes ya que el acceso por carretera a la sede de la fundación que lleva el nombre de la creadora -donde se guardan muchos de los vestidos ahora compartidos con el público de la capital alavesa- se ha visto afectado estas últimas semanas por los efectos de Filomena.
La muestra -que se va a poder visitar hasta el próximo 11 de abril en el horario habitual de la sala aunque no hay que perder de vista la limitación de aforo marcada por el covid- reúne en el espacio de la plaza de los Fueros un total de 40 representativos diseños, pero también un amplio abanico de fotografías realizadas por Kiko Alcázar, publicaciones, vídeos, carteles y cuadros. Además, la creadora presenta por primera vez sus nuevas alfombras de vinilos y una serie de cuadros que la artista va a llevar por diferentes hospitales de España, “sobre todo ante el momento que estamos pasando”..
“En esta exposición explico todo lo que soy. Si alguien se interesa por lo que he hecho en estos 40 años, casi todo está aquí”, apunta la diseñadora, que tiene claro que las ganas de estar “otros 40 o 60 años” creando son muy fuertes. “Me divierte mucho mi trabajo y la moda todavía tiene millones de cosas que enseñarme”. Y ella quiere aprenderlas, necesita, como dice, seguir abriendo caminos, como lo lleva haciendo tanto tiempo más allá de que muchas veces la senda se haya realizado entre intentos de terceros de levantar muros y fronteras.
Además, dentro de esa inquietud que la define, la pandemia ha generado “un escenario nuevo en el que también estoy aprendiendo” otras formas de hacer y pensar. La innovación y la capacidad de estar siempre alerta son fundamentales, como explica la autora para acompañar la inauguración de la exposición comisariada por Marisa Oropesa, una propuesta seda y el algodón.
Como se puede ver a lo largo de la muestra, “encuentro la inspiración en cualquier lugar”, aunque destaca la huella de la naturaleza, algo que Ruiz de la Prada pone más en valor hoy al vivir rodeada de ella. Pero ya llegue el impulso creativo de unos lugares, instantes y sensaciones o de otros, lo que siempre es clave es el uso de los colores. “El color es una protección total para mí frente a la vida, un caparazón de felicidad”. Lo viene siendo a lo largo de toda su vida porque “tengo tendencia a la tristeza”. Frente a eso, el proyecto que se materializa en Vitoria es una clara demostración de la lucha en pro de la felicidad que lidera la diseñadora madrileña.
En este sentido, apunta que “es muy difícil que alguien que venga a ver la exposición salga de aquí triste, lo dudo mucho”. De hecho, el Centro de Exposiciones Fundación Vital, que en ocasiones anteriores ha afrontado transformaciones parecidas para adecuarse a las temáticas de las exposiciones, no ha dejado ni un solo hueco libre de colores y detalles que reflejan y complementan el universo de Ruiz de la Prada, un imaginario de flores, corazones, huevos, estrellas y arco iris.
La diseñadora madrileña recuerda cómo “desde pequeña” quería ser pintora, sobre todo al verse rodeada de arte contemporáneo puesto que su padre -el conocido arquitecto Juan Manuel Ruiz de la Prada y Sanchiz- era “una gran coleccionista cuando no era tan frecuente”. Ahí estuvo el punto de arranque de una trayectoria inconfundible, reconocida y constante, aunque ahora, por el covid, “he pasado de hacer 74 desfiles al año, además de exposiciones, conferencias, encuentros... a no poder realizar ningún evento salvo esta exposición tan especial, con la que me siento muy contenta”.
Aunque ella dice que “en esta exposición le puedo explicar a cualquier persona en un cuarto de hora quién soy”, lo cierto es que la muestra contiene más alicientes como para tomarse su tiempo, también para quienes quieran indagar en formas, materiales, ideas, intenciones y reflexiones propias y ajenas. Agatha, que es como se ha bautizado a la exposición, se podrá ver en el Centro de Exposiciones Fundación Vital de martes a sábado de 18.00 a 20.30 horas, y de 12.00 a 14.00 y 18.00 a 20.30 horas los domingos y festivos. La entrada es libre, aunque es de esperar que de aquí al 11 de abril, la pandemia facilite, como mínimo, que personas de otros municipios y de, por lo menos, Bizkaia y Gipuzkoa también puedan acudir