- De ella quedan varios cuadernos y cartas. Palabras escritas que, después de un mes de su fallecimiento, llegan a manos de su mejor amiga. Cuando ya no está, Eva le cuenta a Teresa, sin saberlo y sin ser consciente de ello porque ya no puede serlo, que en realidad quería morir, que había decidido quitarse la vida. Y que aunque no se lo quiso decir cuando ambas podían haber hablado en persona, cara a cara, había sufrido maltrato a manos de un hombre que ambas tenían en común, el hermano de su más íntima compañera, de quien ahora lee sin poder creer. Hasta ahí. El resto ya es propiedad de las personas que se asomen a las páginas de Mzungu. Mujer blanca extranjera, la segunda novela de la escritora, blogera y periodista gasteiztarra Macarena Domaica Goñi.

El libro es una realidad, tanto física como digital, desde hace unos días. "Era el momento", asegura la autora, más allá de la situación actual generada por el covid, que hace, por ejemplo, que no pueda haber una presentación al uso. Tal vez en el futuro. Ya se verá. Ahora toca que la publicación haga su propio camino, una senda en la que lo recaudado será donado a Misiones Diocesanas, para la misión de las hermanas Marianitas en Kaikor (Kenia), y a la asociación Goizargi Emakumeak, de mujeres sobrevivientes a la violencia machista.

El ataque a las mujeres y no solo físico, el comportamiento que tiene cada persona ante situaciones de maltrato, y la incomunicación así como las relaciones familiares son algunas de las temáticas que la escritora va planteando a raíz de ese arranque, un abanico en el que también aparece la situación de la mujer en contextos de pobreza extrema como el que se vive en la mencionada zona africana, a la que las dos protagonistas están a punto de viajar antes del fallecimiento de Eva. Con todo ello, Domaica Goñi busca provocar una reacción entre los lectores. "Creo que estamos, y más ahora en esta situación, absolutamente dormidos. Leemos titulares bestiales todos los días y seguimos con nuestra vida. Decimos ante cualquier situación: ¡pobre gente! Pero ya está. Ya sé que ninguna persona sola puede arreglar el mundo pero soy de las que cree mucho en eso del grano de arena. Hay muchas cosas que podemos hacer, máxime en cuestiones como el maltrato, el machismo, la pobreza...". Por ello, con la novela, "solo me quiero quedar con la satisfacción de que la gente saque sus propias conclusiones".

Con la publicación del libro se pone el broche a varios años de trabajo y de darle vueltas al proyecto, sobre todo a raíz de la participación de la autora en el blog colaborativo feminista Doce Miradas. "Allí me di cuenta de que las mujeres juntas hacemos mucho, tenemos mucho poder" a pesar de que "estamos acostumbradas a estar silenciadas". Pudo conocer de primera mano muchas experiencias y vivencias, que le dejaron claro "la fuerza que tiene el hecho de que las mujeres contemos en primera persona". A ese cimiento se unió su acercamiento al trabajo desarrollado en Kaikor con mujeres en situación de extrema pobreza y todo cobró forma. Lo que le faltaba era tiempo para escribir. En 2018 le atropelló un coche. "Fue brutal, me paró de un día para otro" pero fue el momento en el que dijo: "ahora tengo que hacer la novela". Dicho y hecho.

Son cuatro las partes que componen el libro, correspondiendo la primera a esos relatos que Eva ha dejado para la posteridad. "El arranque es duro, muy intenso emocionalmente, y al principio me preocupaba que la gente se quedase ahí, que no siguiese. Pero he relatado lo que tenía que contar. Lo que pongo en esos cuadernos son trozos de vida de muchas mujeres, también de la mía. Y es verdad que a ratos resulta duro pero es que es la realidad".

Así se recoge en Mzungu. Mujer blanca extranjera, en el segundo libro de la autora tras Brujas bailando el tango. "Hay más ideas e historias en la cabeza, pero ahora estoy centrada en acompañar a esta nueva novela. Pero llegarán más, seguro". Sin prisa. Sin pausa.

"Aquí hay trozos de vida de muchas mujeres, también de la mía. Y es verdad que a ratos resulta duro pero es que es la realidad"

La recaudación obtenida con el libro irá a Goizargi Emakumeak y a la misión de las hermanas Marianistas en Kaikor (Kenia)