l clásico del ex Beatle George Harrison My Sweet Lord cumple medio siglo tras su exitosa aparición en 1970, rodeado todavía por la controversia de las acusaciones de plagio y por el aura espiritual de su inspiración hinduista. Harrison fue conocido como el Beatle tranquilo por su preferencia a permanecer alejado de la fama y por su interés en el hinduismo, que comenzó a marcar su vida tras la gira estadounidense de los Beatles en 1966.
El guitarrista del cuarteto de Liverpool estrenó el exitoso sencillo My Sweet Lord en su primer álbum en solitario All Things Must Pass (1970), tras la separación de los Beatles. El tema, grabado en los estudios Abbey Road de Londres bajo la producción de Phil Spector, contó con la participación de músicos como el guitarrista Eric Clapton y el también ex Beatle Ringo Starr en la batería.
La canción llegó a tener un gran éxito mundial y se posicionó como el tema más elogiado de aquel primer disco. Sin embargo, poco después el músico fue acusado de plagio por el compositor y cantante estadounidense Ronnie Mack. Le acusaba de haber copiado la composición musical de su tema He’s So Fine, interpretada por el grupo femenino The Chiffons.
El ex Beatle negó las acusaciones y aseguró que su inspiración para el tema nació, en todo caso, de Oh happy day, de The Edwin Hawkins Singers, y de sus vinculaciones con cánticos religiosos hinduistas y cristianos. Sin embargo, en 1976 Harrison fue declarado culpable por “plagio inconsciente” y tuvo que pagar una sustancial multa para recuperar de nuevo los derechos de su gran tema.
Harrison tuvo su primer contacto con el hinduismo a mediados de la década de 1960, a raíz de un libro sobre la reencarnación que les regaló a los integrantes de los Beatles un devoto de esa religión en las Bahamas mientras grababan la película Help!. Años después, toda la banda viajó a la India a practicar la meditación trascendental, pero a ninguno de ellos les marcaría tan profundamente esta cultura como a Harrison. Uno de los momentos definitorios para la espiritualidad del ex Beatle fue conocer en Estados Unidos a los Hare Krishnas, movimiento religioso basado en el hinduísmo, que marcó su vida y su obra hasta el final de sus días.
No en vano, uno de sus mayores éxitos musicales, My Sweet Lord, es una composición con la que trató de vincular el Aleluya cristiano con los cantos Hare Krishna y las oraciones védicas, con la que el músico quiso lanzar una llamada contra el sectarismo religioso.