- Intentar que tanto el alumnado como el profesorado adquieran herramientas y conocimientos nuevos en el terreno de las artes para implementarlas en su día a día dentro del centro educativo. El enunciado parece sencillo, pero esconde muchas riquezas, aprendizajes, posibilidades, motivaciones y, también, esfuerzos. Es, además, lo que ha unido a Paraíso (Premio Nacional de las Artes Escénicas para la Infancia y la Juventud), la sala Baratza y el estudio de comunicación y audiencias Teklak en una propuesta que este mes ha dado los primeros pasos de un camino que se espera que sea más largo. La puerta, de hecho, está abierta a todos los centros de Primaria de la capital alavesa que quieran sumarse a la iniciativa.
Está siendo en Barrutia Ikastola donde se está llevando a la práctica por primera vez un proyecto que aunque novedoso, se sirve de la experiencia y el interés que los agentes culturales implicados desarrollan de manera habitual. El marco para poder llevarlo a cabo -lo que implica, entre otras cosas, que su desarrollo sea gratuito para los centros escolares- lo pone Paraíso gracias a su participación en el programa europeo Mind The Gap-Poctefa. A partir de ahí, son Baratza y Teklak quienes están llevando a la práctica una idea que, de cara a los espacios educativos, siempre arranca con el profesorado de Primaria, para después, a través de cuatro sesiones, trabajar con estudiantes de 4º, es decir, de unos 9-10 años. El juego entre el pasado, el presente y el futuro sirve como punto de partida para esta labor, que además está perfectamente diseñada para poder llevarse a cabo cumpliendo de manera escrupulosa con todas las medidas que vienen marcadas por el covid-19. "Se puede imagina y soñar respetando todas las normas de seguridad", sonríe Hannah Whelan (Baratza).
Dejando a un lado la pandemia, lo que se busca con el proyecto es, de cara al profesorado, "facilitar que recurra a las artes en sus aulas, que las use para trabajar sobre las artes en sí pero también como herramienta pedagógica", describe Irene Basilio (Teklak). Con la mirada puesta en los estudiantes, se utilizan las artes escénicas como camino para trabajar en diferentes planos, como el lenguaje, la expresión u otros. "Me motiva muchísimo entrar y trabajar con estos grupos, sobre todo con esa edad, con esos 9 y 10 años, porque están en la frontera, en ese momento en el que todavía son niños pero están ya entendiendo que están en el principio del cambio, pasando a otro mundo que es el adolescente", comenta Whelan.
Para convertir estos objetivos en hechos, se ha diseñado un programa que consta, a grandes rasgos, de tres partes, que se están desarrollando este mes en Barrutia. "Ha sido el primer centro que ha respondido afirmativamente a la propuesta. Es una ikastola que en la actualidad está haciendo un trabajo muy profundo en centrar su proyecto educativo en las artes. Es más, está desarrollando otros proyectos artísticos, siendo el más grande el que están compartiendo con Artium, Magnet-Erakarri", recuerda Basilio.
De la mano del equipo de Teklak se produce el arranque del proyecto en cada centro, manteniendo una reunión inicial con el profesorado de Primaria en su conjunto, no solo con los responsables de las clases que luego van a ser protagonistas. En el caso de la ikastola, ese primer encuentro se produjo el 4 de noviembre, con la idea de presentar y contextualizar la iniciativa, así como conocer las expectativas de los maestros y cómo se les puede acompañar y ayudar.
De ahí se pasaron a las jornadas con los casi 50 estudiantes de 4º de Primaria participantes. Se llevaron a cabo, tanto en euskera como en inglés, los días 9, 10, 11 y 12 de la mano de Whelan y Josune Vélez de Mendizabal, que hace dos años ya se involucraron en un trabajo similar dentro del proyecto escénico europeo Dena nahi dugu, que implicó a compañías y escenarios de distintos países, y que, entre otras cosas, generó una guía de ideas y ejercicios artísticos para su uso en espacios educativos. "Son dinámicas que nos están sirviendo mucho ahora" para afrontar la labor con el alumnado al que, para comenzar el proceso, se le plantea una línea del tiempo. "A veces es complicado ponerte en la mente de una persona de 9 o 10 años y ver que para ellos y ellas el concepto de lo que está por venir no está integrado. Viven en otra dimensión temporal porque para ellos y ellas el presente es todo. Entienden el pasado pero hasta cierto punto, porque pueden comprender cuando nació su hermana pequeña o fueron de vacaciones a un sitio, pero si les pides que imaginen cómo eran las cosas cuando nació su madre o cuando su abuela tenía su edad... eso es más complicado".
En este sentido, es el concepto del futuro lo que más cuesta. "Rápido te hablan del espacio, de naves espaciales...", dice Vélez de Mendizabal. Pero aquí se hacen proyecciones un poco más pegadas a la tierra. Por ejemplo, se mira a través de una ventana a la Vitoria de 2120, dentro de cien años. "No sabemos qué es lo que va a pasar, aunque podamos hacer proyecciones. Máxime en esta situación, nos está quedando claro que ni ellos ni nosotros sabemos qué va a venir. Ni adultos ni niños sabíamos hace un año cómo íbamos a estar viviendo ahora. Pero sí nos gusta transmitirles que, dentro de eso, cada uno puede hacer cosas para que su futuro individual sea como quiere, porque si no escribes tu futuro, alguien vendrá y lo hará por ti. Eso también nos sirve como sociedad. Así que les pedimos que cierren los ojos, imaginen y visualicen". Una mirada, por cierto, donde casi no hay referencias a la pandemia, algo que ha sorprendido a las responsables del proyecto. "Como mucho, nos hablaban de que no tendremos que llevar mascarillas o que existirán nuevas, por ejemplo, con pantallas incorporadas". Quién sabe.
El último paso, en el que se está ahora, pasa por la valoración de la experiencia, un trabajo que toma como referencia el modelo creado por Teklak junto a Unesco Etxea y la Universidad del País Vasco, que han generado una guía de indicadores para evaluar proyectos artísticos en educación Primaria. Ahora solo queda que más centro educativos de la capital alavesa se quieran sumar a la iniciativa.
Barrutia Ikastola ha sido el primer centro en sumarse a una propuesta abierta a la participación de todos los espacios educativos de Gasteiz
El juego entre el futuro, el presente y el pasado sirve como punto de partida a la labor que se hace en el aula con total seguridad pese al covid