- Tras cada paso de un migrante latino está la sombra de EEUU Esa es la tesis de Blood on the Wall, documental de National Geographic que explora cómo la política estadounidense contribuye a desestabilizar México y América Central y fuerza a miles de personas a abandonar su hogar por la violencia del narcotráfico. “Quiero provocar una conversación (de cara a las elecciones presidenciales de EEUU este 3 de noviembre) sobre los motivos de las migraciones”, asegura Nick Quested, codirector -junto a Sebastian Junger- de este ambicioso proyecto que se estrena hoy. “Y también sobre la necesidad de migrantes que tiene EEUU (...). ¿Es este un país multicultural de inclusión o un país monocultural de cristianos blancos? Porque puedes denigrar a los latinos que vienen con sus medios, pero, ¿en serio...? Son trabajadores que tienen miedo de permanecer en su país y que vienen a trabajar. Así que, ¿es esta gente la que de verdad quieres denigrar?”, se pregunta Quested.
Blood on the Wall no es un documental modesto de pretensiones limitadas. Junger y Quested no solo siguen a las caravanas de migrantes de los últimos años sino que también abordan décadas de injerencia política y militar de EEUU en la zona, la criminalización de las drogas por parte del vecino rico, la espiral de violencia del narcotráfico en México, la corrupción como base del sistema y la miseria teñida de racismo que dejó todo lo anterior.
“Queríamos hacer esta película porque queríamos responder a la retórica de muchos políticos, y particularmente del presidente de EEUU, Donald Trump, cuando bajó de su escalera dorada y acusó a los migrantes y los mexicanos de ser violadores y asesinos”, explica Quested. “Y pensamos: ‘Bueno, deberíamos examinar el origen de la migración y ver quién está de verdad en estas caravanas”, afirma.
Acompañando a personas como Ludy o Sara, Blood on the Wall indaga en las terribles condiciones que obligan a migrantes a emprender un camino peligrosísimo hacia EEUU Sus historias son narraciones aterradoras de pobreza extrema, violencia de pandillas y narcotraficantes, abusos sexuales, y absoluta desprotección por parte de las autoridades. “Fue revelador que estuvieran preparadas para emprender un viaje así porque el viaje es muy duro y difícil. Tienes que entender el contexto de lo que escapan porque nadie quiere de verdad dejar su hogar (...). Solo podemos imaginar su nivel de desesperación. Pero sí experimentamos la caravana de primera mano: la distancia, la humedad, el calor. El primer día que caminé con ellos bebí 12 litros de agua”, detalla Quested.
Aunque Blood on the Wall se adentra en los mecanismos del narcotráfico que han dejado incontables muertos tanto en México como en América Central, el documental apunta asimismo a la inexcusable responsabilidad de las autoridades detrás de esta crisis humanitaria. “Creo que es imposible separar el rol de EEUU, en política interior y exterior, de la región”, dice.
“La política internacional de EEUU ha creado muchos factores de impulso para la migración, ya sea apoyando a regímenes corruptos como los de Juan Orlando Hernández (Honduras), Nayib Bukele (El Salvador) o Jimmy Morales (expresidente de Guatemala) o desautorizando a los sandinistas cuando fueron el primer gobierno elegido en Nicaragua”, opina. Y también está el uso de los narcóticos como una herramienta política en EEUU, ya sea con (el escándalo) Iran-Contra o con la misma prohibición de los narcóticos.
No obstante, Quested también carga contundentemente contra la corrupción de la clase gobernante de los países latinos y se muestra muy duro en cuanto a si el presidente mexicano, Andrés Manuel López Obrador, puede cambiar esta tendencia tal y como prometió antes de llegar al poder. “¿Qué ha hecho para cambiarlo además de tener una rueda de prensa cada día a las seis de la mañana? ¿Es algo diferente a un cura con una camiseta diferente?”, se pregunta. “Veo que el Gobierno de México habla de la mafia del poder pero ellos son la mafia del poder. Él es parte del neocolonialismo de México. Aunque él venga de Tabasco es la misma clase dirigente que desciende de Europa y que explota el resto de México, como hicieron España y los conquistadores. No hay diferencia”.