- Nervioso e intentando apoyarse para su discurso en un guion que no siguió, Viggo Mortensen recibió ayer el único Premio Donostia que se otorga en una edición marcada por el covid-19. El reconocimiento le fue entregado por el cineasta Agustín Díaz Yanes, realizador que dirigió a Mortensen en Alatriste e íntimo amigo del intérprete desde entonces.

Tras agradecer en euskera -tiene facilidad para los idiomas y habla al menos siete- y castellano la presencia del público que asistió al Kursaal y que estos días visita las salas -“Les felicito por la suerte que tienen de seguir vivos y por el amor que muestran al cine”-, pasó a elogiar el valor del premio honorífico que otorga el Zinemaldia. Así, aseguró que premios como el Donostia lo que hacen es “destacar la historia del cine y la promesa del cine como medio de expresión y de comunicación creativa”. A renglón seguido afirmó sentirse afortunado al pensar que ha sido incluido en la “impresionante” lista de iconos del séptimo arte que han sido distinguidos con este reconocimiento: “Es un gran incentivo para seguir mejorando en mi oficio”.

El intérprete, nominado varias veces al Óscar por películas como Captain Fantastic o Green Book, enfatizó su agradecimiento al público que sale de casa para ir al cine y, en este sentido, hizo referencia al covid-19. “Nos ha jodido a todos y nos seguirá jodiendo durante un buen rato”, aseguró para luego añadir que debe asumirse que es “un obstáculo más en la existencia” y recordar que el ser humano siempre ha vivido con la incertidumbre. “La incertidumbre es ley de vida, pero no olvidemos que la vida es un regalo”, afirmó.

Actor, fotógrafo, músico, pintor abstracto y, ahora, también director de cine. Precisamente, tras la ceremonia de entrega se exhibió Falling, su primer largometraje en la dirección, que el Festival de Cannes destacó con su sello. Precisamente, la conductora de la gala, Edurne Ormazabal, destacó su versatilidad como artista, su capacidad de cambiar de registros y su compromiso social como sobrados argumentos para haber sido distinguido: “Viggo lleva décadas sorprendiéndonos”.

La gala se inició con la interpretación de el tema principal de la trilogía de El Señor de los Anillos, interpretada por cuatro instrumentos de viento metal. No en vano, Mortensen fue Aragorn, uno de los personajes principales de la saga literaria que Peter Jackson llevó a la gran pantalla. Fue el papel que le convirtió en una superestrella internacional, aunque previamente ya había rodado con directores como Brian de Palma, Ridley Scott y Peter Weir.

Antes de que le fuera entregado el premio, la organización proyectó vídeos con mensajes en los que varios amigos de Mortensen. En primer lugar, el productor británico Jeremy Thomas aseguró que es “maravilloso” trabajar con el estadounidense de ascendencia danesa. Quien puede dar buena fe de ello es el cineasta David Cronenberg, que ha dirigido a Mortensen hasta en tres ocasiones -Promesas del Este, Una historia de violencia y Un método peligroso-. “No puedo pensar en alguien mejor para recibir este premio”, aseguró el cineasta sobre un “maravilloso actor que puede interpretar cualquier papel”.

En Falling, primer trabajo de Mortensen en la silla del realizador, se invierten los papeles, dado que es Mortensen el que dirige y Cronenberg el que hace un pequeño papel. Este largometraje, que cuenta con el Sello Cannes, aborda la complicada relación entre un autoritario anciano que padece alzheimer -Lance Henriksen- y su hijo homosexual -aunque no quería hacerlo, la única manera de sacar el proyecto adelante fue que el propio Mortensen interpretase el papel protagonista-. Falling es una historia sobre la vejez, pero que también enfrenta el Estados Unidos conservador con el progresista.

Además de dirigir, interpretar y ser el guionista de Falling, Mortensen también se ha encargado de escribir la banda sonora y ha sido quien se ha sentado al piano. El largometraje está dedicado a varios referentes del intérprete: “Todo te influye”. Entre ellos, Peter Jackson, responsable de la trilogía de El Señor de los Anillos, una experiencia en la que el intérprete que dio vida a Aragorn estuvo inmerso durante tres años: “Fue una escuela de cine”.

Asimismo, Falling está dedicada a la fallecida cineasta Agnès Varda -Premio Donostia en 2018- y a su hija, Rosalie. En una rueda de prensa previa a la gala, el actor contó cómo tuvo la inmensa suerte de conocer a la primera dama de la Nouvelle Vague, poco antes de que falleciera y cuando ella misma ya sabía que no le quedaba mucho de vida. Viajaban juntos desde el Festival de Marrakech y Rosalie Varda intercambió su sitio en el avión con Mortensen para que pudiese conocer a su madre. Durante la conversación que duró unas tres horas, ambos intercambiaron opiniones sobre el cine y la vida, y la responsable de Cloe de 5 a 7 le dio un consejo que no olvidará: respetar siempre la inteligencia del espectador.