l líder de The Pogues, Shane MacGowan, fue el hombre “que ha salvado la música irlandesa”. Así lo cree él mismo en el documental Crock of Gold: A few rounds with Shane MacGowan, que se presentó ayer a competición en el Zinemaldia con un invitado de excepción, el actor Johnny Depp, productor de la cinta e íntimo amigo del cantante desde hace 30 años. ¿Por qué MacGowan fue elegido para tal propósito? Con gran ironía se responde a esa pregunta en los primeros compases del documental: “Porque Dios es irlandés”.
Influenciado por “dinosaurios” como Sex Pistols y The Clash, la banda The Pogues llevó la música tradicional irlandesa a los terrenos del punk, aunque más tarde derivó hacia estilos más comerciales como el rock, deriva con la que MacGowan no se encontraba cómodo, dado que no podía tomar decisiones sobre la banda -en un año llegaron a tocar 363 conciertos, impidiéndoles ningún tipo de vida “social”-. De hecho, aún hoy reconoce “odiar” uno de sus mayores éxitos, Fairytale of New York.
Por supuesto, para la agrupación también sirvió de inspiración otros conjuntos como The Dubliners y temas como The dunes, canción sobre las consecuencias de la citada gran hambruna, que provocaron que miles de cadáveres fuesen enterrados en arenales irlandeses ante la imposibilidad de hacerlo tierra dentro.
Nacido y criado en una granja, antes de trasladarse a Londres, MacGowan recibió el testimonio de la tradición musical irlandesa -y del arte en general- de mano de su madre, Therese, modelo, cantante y bailarina.
La banda surgió en 1982 y su frontman fue expulsado en 1991 para ser sustituido por Joe Strummer de, precisamente, The Clash. Por su parte, el cantante fundó un nuevo conjunto en el que sí mantuvo el control absoluto: Shane MacGowan and The Popes.
Esta obra de no ficción recorre de forma paralela la historia política de la isla, desde una introducción animada a sus leyendas fundacionales, pasando por la gran hambruna del siglo XIX hasta el conflicto armado con el IRA, del cual el propio MacGowan se declara defensor en varias ocasiones durante las dos horas que dura el documental. En este sentido, llega a concluir que si bien él no cogió las armas para apoyar al pueblo de Irlanda en sus reivindicaciones independentistas, lo que sí hizo fue aportar a través de la “revolución” cultural. De hecho, una de los amigos que se ponen ante el espectador para entrevistar al también poeta, es el líder del Sinn Fein, Gerry Adams, al que MacGowan conoció en un pub de Londres cuando el partido político independentista irlandés se encontraba en negociaciones con el entonces primer ministro Tony Blair.
No en vano, The Pogues tiene temas de destacado calado político y social como Birminghan six, sobre el montaje policial que llevó a la cárcel con una sentencia de cadena perpetua a seis inocentes acusados por atentar contra dos pubs en 1974.
Otro con el que el cantante comparte pantalla -y amistad- es con el intérprete Johnny Depp, que ayer retrasó la rueda de prensa de presentación de Crock of Gold durante más de media hora. Depp compareció acompañado por el director de la cinta, Julien Temple, un experto en cine documental musical y en el rodaje de videoclips, y del otro productor del largometraje, Stephen Deuters.
El intérprete y el cantante se conocieron hace 35 años. “Shane sigue siendo como antes. Durante los primeros meses que le conoces te das cuenta que los insultos que te profiere son regalos, porque solamente te insulta si verdaderamente te quiere”, explicó Depp sobre la controvertida personalidad de un artista que en varias ocasiones a lo largo del documental se niega a responder a las preguntas que le hacen. “Quería que el mundo conociese quién es Shane MacGowan y cuál es su legado. Es uno de los más grandes poetas de todos los tiempos”, aseguró el protagonista de cintas tan emblemáticas como Eduardo Manostijeras y la saga Piratas del Caribe.
El equipo encargado de diseñar la parrilla de la Sección Oficial tuvo un especial ojo al colocar para su proyección ayer dos películas con un importante tema de transfondo: el alcohol. Por un lado, Crock of Gold, analiza el declive físico que ha vivido un cantante que comenzó a beber a los cinco años de edad, mientras que, por otro, se exhibió Druk, la ficción de Thomas Vinterberg sobre cuatro profesores de instituto que deciden experimentar y conservar siempre un nivel fijo de alcohol en sangre.
En el caso de MacGowan, es el propio cantante quien cuenta cómo una de sus tías le emborrachaba para luego inculcarle el evangelio. Hoy en día, con 62 años de edad y después de haber sobrevivido a décadas de etilismo y de estupefacientes, se presenta ante la cámara en silla de ruedas, sin poder andar, cantar, ni componer y después de haber sido expulsado de The Pogues, después de un incidente en una gira por Japón en 1991.
No obstante, a día de hoy sigue bebiendo -en apenas ninguna escena de las entrevistas que concede a Julien Temple se le ve sin una copa en la mano-, pese a que el médico y su entorno se lo recomiendan. Cuando le dicen que parece que quiere morir bebiendo, responde que no conoce otra manera de vivir.
Con 62 años de edad, el que fuera ‘frontman’ de The Pogues sobrevive pese al declive físico provocado por las drogas y el alcohol
Julien Temple, reconocido director de documentales musicales, ha sido el encargado de narrar
el periplo de MacGowan