El director de cine Woody Allen ha reconocido este viernes que rodar en Donostia Rifkin's Festival fue "una gran experiencia". "Mi familia y yo mismo tuvimos la oportunidad de pasar meses en San Sebastián y nos ha roto el corazón no haber podido volver", ha expresado por videoconferencia el cineasta, cuyo trabajo inaugura fuera de concurso la Sección Oficial de la 68ª edición de un certamen en el que está ambientado el propio largometraje.
"Disfrutamos muchísimo de cada segundo, viajando, haciendo trekking.. Nos encantó vivir en Donostia, la gente, la comida.. Fue una gran experiencia para nosotros y nos hubiera encantado ir aunque fuera dos noches, pero esta horrible pandemia lo ha estropeado todo", ha reconocido Allen.
Con parte del reparto como Gina Gershon y Elena Anaya en el Kursaal junto al productor Jaume Roures (Mediapro), el director estadounidense, Premio Donostia en 2004, y el actor Wallace Shawn han intervenido de manera telemática desde Estados Unidos.
La película, que se estrena en Donostia, cuenta el viaje de un matrimonio estadounidense al Festival, que gusta mucho a ambos. No solo eso: ella tiene una relación con un director de cine francés y él se enamora de una mujer que reside en la ciudad. Allen tenía claro que quería que se rodara, porque el guion había sido muy fácil y encajaba perfectamente en el ambiente festivalero del Zinemaldia.
La gran experiencia del rodaje en una ciudad que luce en manos del director de fotografía Vittorio Storaro también hizo disfrutar a Gershon: "Había visitado Donostia solo una noche hace unos años. Estaba rompiendo con mi antiguo novio. Fue horroroso, pero rodar aquí años después ha sido un sueño, porque me levantaba por la mañana y Woody ya sabía lo que quería. Los días no eran demasiado largos. Me iba a pasear, me bañaba, me duchaba e iba a trabajar. Acabábamos a tiempo para dar otro paseo y cenar. La parte más difícil fue la comida, no coger varios kilos durante el rodaje, porque está tan buena que quería seguir comiendo todo el rato".
Elena Anaya comparte la impresión de que fue "un regalo de la vida", aunque la experiencia no fue tan gozosa como la de Gershon: "Llegaba todos los días un poco neurótica porque no tenía esa vida tan relajada como Gina, pero cogía aire para el día siguiente. Siempre quiero volver a San Sebastián. Ayer nos comimos una chuleta con patatas y pimientos€ así que superé todos los traumas del rodaje de no poder salir a cenar ni una sola noche".
La elección del emplazamiento apenas llevó tiempo, ha reconocido el productor Jaume Roures: "Cuando empezamos a hablar con Woody ya tenía claro que la quería hacer en Donostia. Para él era el marco ideal para hacer una película sobre sus referencias y fundamentos cinematográficos, por no decir los de toda su generación y del cine".
"El envoltorio puede estar mejor o peor, pero quiero sacar esa idea de que parece que vamos por los sitios haciendo postales turísticas. Vicky, Cristina, Barcelona tenía sentido en Barcelona y Rifkin's tiene sentido aquí", ha añadido Roures en referencia a Donostia y su Festival, una de las referencias del cine mundial: "¿Dónde si no iba a ser aquí? Woody tenía muy claro la película que quería hacer y nosotros encantados".
La película contiene guiños cinematográficos a grandes cineastas europeos. A preguntas de la prensa sobre si hay hueco para ese tipo de genios en una era marcada por lo comercial, Allen ha recordado que también en la época de Bergman o Truffaut había directores cuyo objetivo era gustar igualmente al gran público. Como ahora, ha añadido, y considera que siempre habrá hueco para ellos.
También en el cine del Estado español, como ha señalado Anaya, que interpreta a una cardióloga en la película. Cuestionada por la salud del cine estatal y metida en el papel, Anaya ha afirmado que "el corazón del cine español se encuentra muy enfermo, la situación de la cultura es terrible, ha sido muy golpeada y quiero recordar que el cine es un lugar seguro donde no ocurre nada más que la invitación a soñar despierto".