- El Festival de Venecia entra en su recta final y sumó ayer dos nuevas películas a la carrera por su León de Oro, Wife of a Spy, un drama de espías japoneses, y la adaptación de la exitosa pieza teatral de Las hermanas Macaluso.
La primera, de Korosawa Kiyoshi, está ambientada en la ciudad nipona de Kobe durante la noche anterior al estallido de la Segunda Guerra Mundial, con las tensiones entre naciones por las nubes y los recelos entre las personas a la orden del día. El mercante Yusaku Fukuhara (Issey Takahashi) siente que las cosas cambiarán de un momento a otro, por lo que decide emprender un misterioso viaje a la Manchuria en busca de nuevos negocios. En esa disputada región continental se enterará de un secreto que podría agitar al Imperio nipón y a su regreso, dispuesto a hacerlo público, afrontará los celos de su esposa, interpretada por la estrellas televisiva, Yu Aoi, y el hostigamiento de un militar. "Me parecía interesante ver cuál era la situación del individuo dentro de la sociedad implicada en una guerra", explicó el director por videoconferencia, ya que no pudo asistir al certamen a causa de las limitaciones impuestas por la pandemia.
Le sorelle Macaluso es la adaptación cinematográfica de una de las obras teatrales más exitosas en Italia y que ha recorrido los escenarios de medio mundo. Antonella, Maria, Lia, Katia y Pinuccia son cinco hermanas que viven felices sin padres en una casa frente al mar siciliano, hasta que un evento trágico cambia sus vidas y separa sus derroteros. La cinta de la directora Emma Dante recorre la infancia, madurez y senectud de esta familia particular, bañándola de luz pero también de tinieblas, emocionando con los avatares que deben vivir. Y es que en el fondo está la propia vida, un personaje invisible que todo lo corroe: "El tiempo es el protagonista, el gran cirujano que deforma el cuerpo. Es una obra sobre los cortocircuitos y traumas de las etapas vitales", dijo la realizadora.
A diferencia de la obra teatral, donde las interacciones de las hermanas transcurren sobre un escenario vacío, en la película la directora ha decidido darles una casa, habitada por los fantasmas y los recuerdos. Y por encima de la vivienda, como metáfora, hay un palomar. Pues para las niñas esas viejas cuatro paredes son un nido seguro al que siempre volver desde dondequiera que sea.