o de lamer la jeta a Mario Bros (o a Cobi, la Pantera Rosa o a un Minion) es arte efímero porque el helado se derrite o te lo acabas a bocados. Vale, lo confieso, yo de pequeño salvé la vida a una tortuga Ninja todo un año, quizás dos, hasta que caducó y me lo tiraron para que no me diera una indigestión. Así que al final no sirvió de nada guardarlo en el congelador, aunque una vez indultado creo que nunca me lo hubiera comido. Bueno, igual sí, que también se madura en eso. Así que para evitar estos debates morales en la infancia, las casas de helados sacaron los bichos de plástico, donde el helado va dentro, como en una tarrina, pero te quedas con el envase, que es muy chulo. Es una fantástica idea para reducir al mínimo la cantidad de helado a vender y llenarte la habitación de mierdas. El más famoso es el de abajo y es también el más punky, por eso se llama así. Pero hay elefantes, vacas, diablos y donde la imaginación te lleve. De momento, ninguna licencia oficial, creo. Y si existe, que me lo digan, que lo compro. Que he madurado, sí, pero tampoco tanto. J. Gorriti

Punky

Fue uno de los helados con forma de animal de plástico (el helado va en el interior) más exitosos de La Menorquina, actualmente Kalise, y hoy comparte carta con la vaca Vacky y el elefante Barry.