Vitoria - Delante de la pantalla es necesaria la oscuridad más absoluta, el silencio, la tranquilidad y el tiempo para poder dejarse llevar y descubrir a cada momento un imagen, un sonido, una percepción nueva. Detrás no se puede mirar, aunque el entramado que hace posible la instalación visual y sonora parece el mecanismo de un gran reloj, lleno de objetos inverosímiles inmersos en un movimiento perpetuo que, al producirse, genera su propia banda sonora. Con todo, es imposible resumir en pocas palabras la propuesta que Juan Crego presenta desde mañana en ¶espazioa, una obra que bajo el título El sueño de Kandinsky la noche antes de... se va a poder visitar en la galería de barrio situada en la calle Costa Rica hasta el próximo 20 de marzo.

Dos son los ejes fundamentales que marcan la realización de esta instalación. Por un lado, la exposición Mecánica Lumínica que realizó en Barakaldo en 1996. "Ahí mostré una pieza que podríamos decir que es la antepasada de ésta". La intención de profundizar más, de avanzar en una obra "más grande y completa" marcó el impulso. Por otro, como bien refiere el título de la presente producción, la figura de Kandinsky y, sobre todo, las primeras acuarelas abstractas del creador. "Son muy dinámicas y me pregunto si él hubiera querido que tuvieran movimiento".

Teniendo en cuenta esto, Crego reivindica las influencias de la pintura lumínica y el teatro de sombras puesto que "no hay medios obsoletos, sino gente con poca imaginación". Él, de hecho, reivindica la sombra y su potencial, algo patente en la pieza que presenta en Gasteiz, una instalación que cambia a cada instante puesto que el azar, aunque controlado, también juega su papel.

Luces, objetos, sonidos. Todo se relaciona, todo transmite. "Es una instalación en la que hay tensión entre lo que se ve bien y lo que no se termina de identificar. Hay cosas que solo se van a poder aprovechar si se ven de cerca. Otras que solo se pueden mirar desde cierta distancia", un contraste que el autor propicia de manera intencionada mientras los "objetos de distinta naturaleza" van girando de manera pausada. "Tienen un ciclo bastante largo". En esas vueltas, todo cambia, nunca es igual. Y mientras camina, a través de un programa preparado a tal fin, se va generando en el instante la música que inunda la sala. "Yo mismo no se lo que va a pasar".

A partir de mañana a las 20.00 horas, eso sí, es el momento de los otros, de quienes se acerquen hasta ¶espazioa. "No quiero que se vea el mecanismo que hay detrás", sino que la gente acceda al local a oscuras y se tome su tiempo para observar, para dejarse llevar. "Puede ser una experiencia de meditación", sonríe el autor. En este sentido, el propio José Cos, responsable y fundador de la sala, apunta que "todavía no sé si he llegado a entender completo la dimensión de esta obra y es algo que me encanta". Hasta el 20 de marzo podrá seguir el camino.