Vitoria - Ondas de Jazz vuelve a encontrarse hoy con el público a partir de las 19.00 horas. Será, como es habitual, en el aula magna del Conservatorio Jesús Guridi, donde, en esta ocasión, estará esperando a los espectadores el guitarrista y compositor alavés -que en la actualidad reside en Pamplona- Adrián Fernández, quien estará acompañado por Iñigo Ruiz de Gordejuela (piano), Javier Callén (contrabajo) y Daniel Lizarraga (batería).

¿Qué es lo que va a poder encontrar quien acuda?

-Llevo un tiempo componiendo cosas nuevas con la mirada puesta en grabar un disco cuando esté ya todo más rodado y completado. Pero todavía no tenemos fecha porque sigo componiendo. Aún así, hay temas que quiero empezar a tocar en directo. Así que presentaremos algún tema de los que grabamos en el álbum Urjaizua hace un par de años y algunas de esas composiciones nuevas. De hecho, hay cuatro temas que nunca hemos tocado en directo. Va a ser muy interesante y estamos con ganas de hacerlo ya.

El concierto se realiza dentro de un programa especial como Ondas de Jazz, que tiene su propósito pedagógico.

-Sí. Además, es muy interesante que sea un ciclo que se repite mensualmente, que le da estabilidad a la escena. Este tipo de iniciativas son muy importantes a nivel cultural. Crean público asiduo y eso resulta muy interesante para todos. Todo lo que sean propuestas de este tipo, mucho mejor.

A pesar de su juventud, no para. ¿Ve cada vez más claro por dónde quiere caminar en la música?

-Bueno, como todo en la vida, algunas temporadas te tira más una cosa, algunas te llaman más otras. Ahora mismo estoy bien en Pamplona, hay músicos con los que tocar, hacer proyectos y movernos a Madrid o a festivales de verano. Eso hay que compaginarlo con la docencia porque en el día a día también tenemos que comer. La clave está en buscar el equilibrio entre dar clases, en las que también aprendes mucho, y buscar el tiempo para componer, tocar y responder a otros proyectos para los que te llaman. De cara al futuro, iremos viendo. Al final, lo que hago es componer, tocar la música que me gusta, enseñar y seguir así.

En lo musical, tanto como compositor como en el papel de instrumentista, ¿encuentra cada vez más su sonido?

-Sí. Al principio, cuando empiezas, estás muchas horas estudiando, pensando y practicando. Te encuentras como perdido porque hay mucha información, muchas influencias, muchos músicos... te abruma todo. Con el paso del tiempo se va asentando todo y salen las cosas de una manera más natural. Ahora estoy más contento con mi sonido que en otras etapas. No intento sonar a otros. Toco lo que siento que me gusta y me apasiona. Eso sí, siempre estoy buscando mi voz, mis sonidos, mi forma de expresarme. Pero la verdad es que estoy bastante contento ahora.

Vuelve hoy a tocar a su ciudad natal, algo que no hacía desde el pasado julio en el Festival de Jazz.

-Cada vez que te llaman de casa para actuar estás contento, sin duda. Jugar en casa siempre es bueno, gratificante. Se agradece volver a ver a mucha gente.

En cuanto a su faceta educativa, no sé si le sorprende que las nuevas generaciones, en este 2020, se acerquen al jazz y quieran aprender.

-Puede sorprender, pero es que el jazz tiene la virtud de que puede empaparse de cualquier estilo musical. Si nunca te ha interesado o nadie te ha recomendado algo, vas a conocer del jazz lo justo. Pero si te metes un poco, puedes encontrar cosas afines a tus gustos musicales porque el jazz se mezcla con la música latina, world music, trap, rumba... Puedes encontrar mil variantes distintas y alguna puede encajarte. Un chaval al que le guste el hip hop va a poder encontrarse discos en los que se fusione con el jazz. Es más fácil llegar a un estilo que puede absorber a otros estilos. Por supuesto, el jazz sigue siendo minoritario. De hecho, es parte de la magia que tiene también. Pero aunque no sea una música de masas, tiene la facilidad de llegar al público porque se fusiona bien, sabe beber de todos los estilos.

A quienes están en su etapa de formación, ¿qué les aconsejaría?

-Estoy en una escuela de música con chavales que ya tienen un bagaje porque la mayoría llevan estudiando desde pequeños. Muchos de ellos lo ven como una extraescolar, que no me parece mal, ni mucho menos. Para ellos es algo normal ir a la clase de música. Y es bueno normalizarlo porque así puedes ver que la música es algo que todo el mundo puede hacer y disfrutar. No están pensando en si se quieren dedicar a esto. Van tocando y disfrutan. Lo que les aconsejo es que lo hagan si realmente les gusta. El resto irá rodado. Por supuesto hay que trabajar si quieres llegar a algo, pero lo primero es disfrutar.