los ángeles - La Academia de Hollywood demostró con los Oscar de este año que sus componentes cada vez son más diversos y, por tanto, sus votos también. Y es que, premiar a la coreana Parásitos fue más que un gesto, fue una declaración de intenciones con la que la entidad afirmó que está abierta al cine que se hace en todo el mundo. Y que sigue siendo la academia más importante del mundo, la academia global. Estrategia no falta, por supuesto.
Allí tienen claro que el cine es una industria y tienen todos los sentidos atentos a lo que funciona tanto en calidad cinematográfica como en cantidad de público, dos parámetros que cumplía a la perfección la película de Bong Joon-hoo, merecedora de las cuatro estatuillas obtenidas: mejor película, mejor dirección, mejor guión original y mejor filme internacional. En esta última categoría competía con Pedro Almodóvar (Dolor y gloria), que se fue de vacío, al igual que Antonio Banderas y que Sergio de Pablos, cuyo Klaus no pudo con la todopoderosa Pixar, que ganó con Toy Story 4.
Ni Martin Scorsese, ni Quentin Tarantino, ni Sam Mendes: nadie pudo frenar a Bong Joon-ho y a una Parásitos que ya figura con honor en los anales del cine. "Siento que un momento muy oportuno en la historia está sucediendo ahora mismo", dijo Sin-ae Kwak, productora de Parásitos, al recibir el premio a mejor película ante un Dolby Theatre puesto en pie. Aunque el gran protagonista de la noche fue el director de Parásitos. "Cuando era joven y estudiaba cine, había un dicho que tallé muy profundo en mi corazón, que es que 'lo más personal es lo más creativo'. Esta cita es de nuestro gran Martin Scorsese. Cuando estaba en la escuela, estudiaba sus películas. Estar nominado era un honor enorme. Nunca pensé que ganaría", agregó.
De Cannes a los Oscar, pasando por los Globos de Oro o los Bafta, Parásitos ha convencido a Hollywood de que hay vida más allá de los países angloparlantes, todo un mérito para una cinta que en EEUU se vio con subtítulos y que recaudó en todo el mundo 165 millones de dólares.
La victoria de esta cinta dejó con regusto amargo a 1917, el prodigio bélico de Sam Mendes y que, pese a ser la gran favorita, se tuvo que conformar con tres premios: mejor fotografía, mejores efectos especiales y mejor mezcla de sonido. Érase una vez... en Hollywood, Joker y Le Mans '66 obtuvieron dos premios por cabeza, mientras que la gran derrotada fue El irlandés, de Scorsese: aterrizó en los Oscar con diez nominaciones, pero no se llevó ni una estatuilla.
sin sorpresas en interpretación Joaquin Phoenix logró el Oscar al mejor actor por su impresionante Joker. "Creo que hablemos de la desigualdad de género, del racismo, los derechos queer, de las personas indígenas o de los animales, estamos hablando de la lucha contra la injusticia", afirmó Phoenix. "Estamos hablando de la lucha contra la creencia de que una nación, un pueblo, una raza, un género o una especie tiene el derecho de dominar, controlar, usar y explotar al otro con impunidad", añadió el actor, quien, además, se acordó sobre el escenario de su hermano, River Phoenix (1970-1993). También cumplió con lo prometido Renée Zellweger, que confirmó su regreso por todo lo alto a los grandes focos de Hollywood con su Oscar a la mejor actriz por Judy. "Judy no recibió este premio en su momento, así que tomaré este instante como una extensión de la celebración de su legado", dijo en homenaje a Judy Garland. Otros dos premios que parecían cantados de antemano eran los de actriz y actor de reparto para Laura Dern por Historia de un matrimonio y Brad Pitt por Érase una vez... en Hollywood, respectivamente.
Y Joker no solo se anotó el galardón de Phoenix, sino que hizo historia con el premio a la mejor banda sonora para Hildur Gunadóttir, la primera mujer en lograr este galardón en las 92 ediciones de los Oscar. También fue histórico el premio a mejor guión adaptado para la irreverente Jojo Rabbit, de Taika Waititi, primer aborigen neozelandés en recibir una estatuilla dorada, aunque cierto es que él es judío por parte de madre y eso en Hollywood tiene mucho peso.
eminem Por otro lado, la gala destacó como un espectáculo musical rendido al pop, con dosis de humor, pero pocos discursos memorables y menos consignas políticas que de costumbre. Los segundos Oscar consecutivos sin presentador se ciñeron estrictamente a lo cinéfilo y se apoyaron en lo musical, especialmente con la anunciada actuación de Billie Eilish y la inesperada del rapero Eminem. Ese fue, quizás, uno de los momentos que más rostros de sorpresa dejó en la noche, cuando Eminem comenzó a cantar sobre el escenario Lose Yourself, de la película 8 Millas (2002), con la que ganó la estatuilla a mejor canción original.