Vitoria - En lo personal, su última visita a casa se produjo hace bien poco, en las pasadas navidades, aunque el trabajo le impidió quedarse en Gasteiz hasta el 6 de enero como estaba previsto. En lo profesional, hace ya cuatro años de su más reciente paso por el Principal, donde representó con Feelgood esa La estupidez que en 2017 le valió el Premio Max a la Mejor Actriz de Reparto. La escena, por supuesto, sigue llamando a su puerta, aunque su actualidad pasa por la pequeña pantalla (Señoras del (h)AMPA), mientras espera que llegue el próximo sábado, cuando sabrá si su papel de Enriqueta Carbonell en Mientras dure la guerra le otorga el Goya a la mejor actriz revelación, que se disputa con Pilar Gómez (Adiós), Carmen Arrufat (La inocencia) y Benedicta Sánchez (Por Lo que arde (O que arde)).

No es la primera vez que sucede, pero no deja de ser un tanto sorprendente que le nominen como actriz revelación con la trayectoria que ya lleva detrás, Premio Max incluido.

-Es verdad que resulta un tanto extraño (risas). Pero en tanto que es la primera o la segunda vez que hago una película, tiene su sentido. Me siento cómoda en la categoría. De hecho, estoy encantada de que hayan pensado en mí.

La gala le llega en medio de otros proyectos y no sé si hasta que esté en Málaga uno o dos días antes va a ser muy consciente de lo que llega ahora.

-Pues la verdad es que tienes razón. Me pregunta mucha gente, todo el mundo quiere saber y, sobre todo, mi familia y mis amigos y amigas me preguntan: ¿qué? ¿cómo estás?. Pero me está sucediendo lo mismo que con los Max, creo que hasta que no esté allí, no voy a ser muy consciente. Te enteras más de la nominación porque la gente te lo recuerda constantemente o te pregunta mucho sobre cómo te sientes. Es curioso porque hay mucha gente que se te acerca para felicitarte, entendiendo que la nominación va a ser el gran pistoletazo a tu carrera, cuando, como hablabas antes, una ya lleva un tiempo trabajando, además en diferentes ámbitos. Pero más allá de eso, estoy en ese momento en el que pienso: igual debería estar un poco más cardiaca (risas).

¿Ha preparado ya algo por si acaso, porque en el de los Max también se puso reivindicativa?

-(Risas) Bueno, vas pensando cosas, van apareciendo imágenes, personas a las que me gustaría dar las gracias... pero de momento no tengo nada fijado, claro, terminado como discurso. En estas cosas, además, también es bueno dejar que la inspiración fluya y dejar que salga la emoción y el momento. Hay que estar preparada por si el instante llega, aunque debes saber que la competencia es dura, como es el caso. De hecho, mis compañeras en esta categoría han hecho trabajos gloriosos. Con la nominación me doy con un cantico en los dientes.

Ya se verá qué pasa en la entrega de premios, pero lo cierto es que 'Mientras dure la guerra' está presente en todas las categorías de premios a la interpretación, menos de actriz protagonista. Algo bueno quiere decir eso del reparto elegido y el trabajo hecho, ¿no?

-Es que se ha puesto mucho cuidado en la película, pero no sólo en lo que respecta a nuestro trabajo, sino en todo lo que es esencial para que lo podamos llevar a cabo: peluquería, maquillaje... Todo está muy bien ambientado y dispuesto para que el trabajo salga bien. Además, por supuesto, Alejandro Amenábar te coloca en el personaje con dos cositas que te dice. Por eso, en esta película los personajes están muy afinados. Él tenía muy claro lo que quería contar de cada uno de los personajes para que la historia se centrase. Por supuesto que ha habido críticas, pero sinceramente creo que es un filme que era muy necesario, máxime en la época en la que estamos viviendo.

Es que a la película se le ha pedido que fuera una lección de historia, que es algo por lo que también ha sido criticada...

-Sí, él ha sido muy criticado por ambos lados. Los unos pidiéndole que se mojase más. Los otros que... Bueno, lo de siempre. Parece que, en realidad, no hemos avanzado mucho en todo este tiempo. Lo bueno es que la película ha dado que hablar y ha demostrado que se puede hablar aunque estemos todos muy crispados y saltemos a la mínima.

De la mujer a la que da vida en la pantalla, Enriqueta Carbonell, se sabe muy poco.

-Casi nada, por eso te decía que Alejandro ha afinado muy bien todos los personajes y también éste. Al fin y al cabo, de las mujeres de la época se sabe muy poco. Miras documentación y ves: madre de, esposa de, hija de... Pero porque siguieron adelante, hoy estamos nosotros aquí, eso no lo debemos olvidar.

Como decía antes, este momento le llega entre otros proyectos, aunque hace ya un tiempo que no aparece por el teatro...

-Ahí seguimos con nuestra empresa teatral, Feelgood. Y no hay que dejar el teatro, porque si no, te deja. Yo lo echo mucho de menos. De hecho, este año les he pedido a los Reyes Magos que me den teatro. Veremos si hay suerte. Poco a poco. Pero por el momento sigo grabando con Señoras del (h)AMPA y ahí estamos dale que te pego.

Después de la nominación, ¿hubo algún mensaje con Karra Elejalde?

-No, pero vamos, Karra es un amor. Para mí, ésta es una de mis primeras películas y fue un placer estar a su lado, verle trabajar... es que es un maestro. Bueno, y estar con él es también un relajo porque hace que todo se más sencillo, como de casa, más divertido. Eso hace que estés más tranquila.

Si el 25, el Goya va a parar a sus manos, ¿tiene ya el sitio para él, al lado del Max o...?

-(Risas) Pues el Max lo tengo aquí, al lado de un limonero y no sé dónde poner el Goya si me toca, aunque supongo que le tendré que buscar otra planta de compañera. Igual al lado del perejil. Algo de eso (risas).