La búsqueda eterna de un familiar desaparecido y sus consecuencias. De eso trata La canción de los nombres olvidados, el drama sobre el Holocausto que cerró ayer fuera de concurso la 67ª edición del Zinemaldia y que tuvo como estrella invitada a dos de sus protagonistas: Tim Roth, el carismático Señor Naranja de Reservoir Dogs, y Catherine McCormack, el interés amoroso de Mel Gibson en Braveheart.
En esta cinta, el director François Girard cuenta la historia de dos amigos en Gran Bretaña en tres tiempos distintos: en los momentos previos y durante la Segunda Guerra Mundial, los años 50 y 60, y los años 80. Dovidl (en su niñez es interpretado por Luke Doyle; en su juventud por Jonah Hauer King; y en su madurez por Clive Owen) es un joven polaco judío, prodigio del violín que es dejado en Londres por su padre para que desarrolle sus aptitudes a cargo de una familia británica a la que pertenece el que se convertirá en casi un hermano, Martin (entre los 9 y los 13 años es interpretado por Misha Handley; entre los 17 y los 21 por Gerran Howell; y de adulto por el propio Roth). Años después, antes de debutar ante un gran auditorio, Dovidl desaparece, quebrando económica y sentimentalmente a la familia que lo ha acogido durante tantos años. La narración salta adelante y atrás, poniendo el foco en el personaje adulto de Martin en la búsqueda de su desaparecido hermano y, sobre todo, intentando averiguar el motivo de la desaparición, y trazando un itinerario de Londres a Nueva York pasando por Treblinka, mientras se establece un paralelismo entre Dovidl, que busca la fe.
El actor londinense, que estuvo acompañado en la rueda de prensa por Girard, explicó que pasó algo de tiempo con los actores que encarnan a sus versiones más jóvenes, para que estos adquiriesen sus rasgos y movimientos. A este respecto, Girard definió el trabajo de dirección de actores como un “gran desafío”. Por ejemplo, para interpretar al personaje polaco, los tres actores correspondientes tuvieron que trabajar un acento similar. Tim Roth interpreta un papel alejado a la imagen de tipo duro que se ha labrado desde que se iniciase en el mundo del cine a comienzos de los 80. No obstante, quiso aclarar que se trata solo de una perspectiva del público, dado que él ha interpretado “todo tipo de papeles”. “No es algo que me importe. Intento jugar con distintos papeles, si no me aburriría y el público también”, aclaró. En este sentido, Girard revindicó el cine y su La canción de los nombres olvidados como territorio para luchar contra el olvido y la “amnesia colectiva”.