Llegó el miércoles por la noche la primera doble sesión de este año en un Mendizorroza con algo más de media entrada y un ambiente de expectación por saber cómo se iba a concretar esa esperada colaboración entre el trío MAP y la Banda Municipal de Música de Gasteiz, así como de qué serían capaces Danilo Pérez, Avishai Cohen, Chris Potter, Larry Grenadier y Johnathan Blake, es decir, si aquello iba a ser la reunión de cinco buenos músicos o algo más en serio y con profundidad. Y aunque a algunos les entraron las prisas a medianoche por ir a casa, lo cierto es que el polideportivo disfrutó de dos actuaciones a la altura, de un cartel que, sin ser redondo del todo, dejó grandes momentos y un muy buen sabor de boca.

Con casi cincuenta músicos ante el respetable, MAP y la Banda fueron los primeros en hacer acto de presencia, afrontando un concierto promovido por el propio certamen que ojalá pueda tener algún tipo de continuidad en el futuro porque el resultado estuvo más que a la altura. A destacar, el gran trabajo de Ernesto Aurignac con los arreglos realizados sobre la música del trío que comparte con Ramón Prats y un Marco Mezquida que volvió a dejar a más de uno con la boca abierta.

A lo largo de más o menos una hora, los tres se enfrascaron en un viaje por sus creaciones, que tomó otra dimensión gracias al gran trabajo realizado por la Banda, que se convirtió en una especie de cuarto componente del trío, sabiendo arropar a sus compañeros pero también teniendo una voz propia. Todo sustentado sobre la labor de Aurignac, cuya labor con esta obra debería ser estudiada en los conservatorios.

El público asistió en silencio, tímido de interrumpir la suite con aplausos, aunque en más de un caso no se pudo reprimir, más allá de la ovación final con el pabellón puesto en pie, antes de que los músicos regalasen un segundo y último tema (evidentemente, más corto), que terminó por poner la guinda del pastel.

Tras un descanso un poco más largo de lo habitual puesto que era necesario retirar el montaje correspondiente a la Banda, la segunda parte reunió a Cohen, Potter, Grenadier, Blake y un Pérez que quiso comenzar la actuación -como repitió luego- reclamando igualdad entre mujeres y hombres en el mundo y rechazando, de manera específica por su comportamiento hacia ellas, la figura de Trump como presidente de Estados Unidos. “Que se vaya para su casa”.

Anécdotas a un lado, los cinco ofrecieron, en algo más de hora y media, un recital a la altura de lo esperado, hilando composiciones y propuestas de cada uno, pero sin protagonismos egoístas, haciendo que esta reunión al margen de sus proyectos propios sonase como un grupo bien engrasado, en el que nada parece estar de más ni de menos. Hubo bis, por supuesto, pedido por el ya menor número de gente que quedaba en el pabellón, una última propina que, en realidad, dejó ganas de más.