Vitoria - Una de las primeras cosas que tenía muy clara la nueva junta del Festival de Jazz de Gasteiz de cara a esta cuadragésimo tercera edición era su intención de tener un guiño especial con el público más fiel al certamen, aquel que, un año tras otro, renueva sus abonos en el escenario de referencia del evento, es decir, Mendizorroza. Ante los cambios en la cita, los que ya se han introducido y los que están por venir en próximos años, no se quería generar inquietud o recelos, ni dar una sensación de rechazo o minusvaloración al camino recorrido hasta ahora, sino todo lo contrario. Por eso se ideó el recital especial que va a suceder esta tarde y que va a servir para abrir de manera oficial este 2019, aunque en realidad todo el programa, como tal, arrancará a partir de mañana.

La propuesta a los abonados ha sido sencilla. A todas aquellas personas que en esta nueva etapa se han hecho con su pase general para el polideportivo se les ha incluido, si han querido, una invitación gratuita para acudir hoy al Principal, donde les va a estar esperando Benny Golson, nombre referencial para la historia del género. Con él se va a compartir, a partir de las 20.30 horas, una velada pegada a las esencias, una noche exclusiva y especial puesto que no habrá ni venta de entradas ni invitaciones especiales para nadie más. Es todo un regalo para empezar.

Se da la circunstancia, cosas de la vida, de que este encuentro se va a producir en un lugar con el que el saxofonista comparte casi generación. No es broma. El Principal se abrió el 18 de diciembre de 1918. Diez años, un mes y siete días después lo hacía el intérprete y compositor de Filadelfia. Eso sí, lleva los 90 de manera envidiable y este mismo 2019 está desarrollando una agenda de conciertos que ya le gustaría a muchos no tan veteranos. Un dato: a Vitoria llega tras terminar junio y empezar julio tocando en Japón y actuar en Varsovia y Londres; eso sí, concluirá agosto y arrancará septiembre con conciertos en Estados Unidos. Vamos, que en un único verano va a llevar sus sonidos por tres continentes. Y eso que desde hace tres años no saca nuevo disco (el último, por ahora, es Horizon Ahead).

Sin olvidar su faceta de arreglista y el trabajo que realizó a la sombra en los años en los que decidió dejar los directos para centrarse en la labor en el estudio de otros colegas, no hay duda de que Golson tiene su hueco en la historia del género por su faceta como compositor (no sólo hay que quedarse en I Remember Clifford, pero es indudable que hay que mencionarla) y como instrumentista, sobre todo por los años de The Jazztet, donde él y el gran Art Farmer marcaron un antes y un después en sus respectivas carreras.

Es cierto que durante un tiempo el saxofonista prefirió dedicarse a la música desde fuera de los focos sin dejar de editar discos, pero el paréntesis de directos tampoco le duró mucho y lleva desde los 80 del siglo pasado sin parar. Su última visita a tierras vascas se produjo hace cuatro años, con Donostia como escenario. “Cuando vivía en Filadelfia y era una amateur soñaba con viajar a Europa. Para entonces ya tocaba el saxo, y mi madre me decía que eso estaba muy bien, pero que no me olvidara de ir a la universidad, porque debía asegurarme de ser maestro”, recordaba ante la prensa en aquella ocasión. Menos mal que no hizo mucho caso a su progenitora. “El jazz está en buenas manos. En mi generación era diferente, pero ahora se puede decir que son los maestros quienes aprenden de sus alumnos. Hay una generación de jóvenes que mira constantemente hacia adelante”. Eso sí, habrá que ver cuántos llegan a los 90 como Golson.