Vitoria - Hace un par de años volvió a los escenarios, esta vez en solitario y con el estreno de Zuei entre las manos. Fue en el Machete, pero en la plaza y en plenas fiestas de La Blanca, cuando Maider Zabalegi presentó en Gasteiz esa nueva faz en solitario y al mismo lugar vuelve, o casi, este sábado. En esta ocasión, ante un aforo acotado y en un formato acústico, se adueñará de Villa Suso con los temas de su segundo trabajo, Bidean. La cita será a las 21.00 horas quedando todavía algunas entradas a la venta por 5 euros cada una.

Hace dos años, cuando salió el primer disco de su camino en solitario, me decía que el regreso estaba siendo una gozada, que estaba en pleno subidón. ¿Esas emociones se han calmado o...?

-Sigo con muchísima ilusión, eso sin duda. Todo esto, y lo comentamos también entonces, me sirve para sacar todo lo que tengo dentro. La vida nunca es horizontal, siempre vamos subiendo y bajando emocionalmente. No puedo seguir igual porque nunca podemos estar de la misma manera en la vida, pero sí sigo teniendo la misma ilusión. Y no sólo por la música en particular, sino por la vida en general. Creo que eso se traslada de manera automática a la música, a cómo me expreso, a qué compongo.

Vuelve este sábado a Gasteiz, a ofrecer un concierto para muy poca gente en el balcón de Villa Suso...

-Es una idea que me encanta. Es de estos conciertos en los que puedes mirar a los ojos a todo el público. Vamos a ir con un planteamiento acústico, que es un formato que hemos hecho también en escenarios grandes, pero ahí pierdes cercanía, sensibilidad. Pero en Gasteiz vamos a poder estar muy cerca con la gente. Es muy enriquecedor tocar así. Hasta puedes escuchar lo que comenta la gente durante el concierto. Es un modelo muy diferente incluso para los músicos, por cómo nos relacionamos y nos sentimos.

Los temas de ‘Bidean’ serán los protagonistas o...

-Iremos mezclando cosas también con el primer disco y con lo que tocaba en la época de Alaitz eta Maider. Será una mezcla.

El álbum salió hace un par de meses. ¿Qué recorrido está teniendo en este arranque?

-Va bien, poco a poco. Ya hemos ofrecido algunos conciertos con el grupo, pero de cara a septiembre y octubre estamos planteando también actuaciones en el formato acústico, un poco como en Gasteiz. La verdad es que estoy disfrutando. Al final, la vida es un recorrido, como dice el título del álbum. En el camino se nos cruzan muchas historias y cosas. A la vida sólo le pido estar como ahora, aprendiendo cada día, de la gente y de las circunstancias que te vas encontrando y que hacen que evoluciones. Quiero seguir disfrutando con lo que hago, y disfrutar de la vida. Espero despertarme cada día con la ilusión que tengo, disfrutando de las cosas que son pequeñas aunque sea las más grandes para mí, de la buena compañía y de los regalos que te da la vida. ¿Qué vendrá o qué espero de Bidean? Pues lo que tenga que venir, siempre con la ilusión de componer canciones.

¿En este segundo trabajo le ha preocupado algo de manera específica?

-Desde que acabé el primer disco ya tenía canciones compuestas. De hecho, es que sigo componiendo cada día sobre circunstancias de la vida que me van pasando y voy sintiendo. Le canto a eso, a lo que me toca algo dentro.

En este camino que está recorriendo, seguro que mantiene público de su etapa anterior a dúo pero también gente que se está incorporando solo al proyecto de Maider Zabalegi.

-No sabría cuantificarlo, pero es verdad que hay gente que se me acerca, sobre todo personas jóvenes, que cuando estábamos con Alaitz eta Maider no me conocía o sólo porque lo escuchaban sus padres (risas). Pero hay de todo.

Por cierto, hablando del público, ¿ha acudido como espectadora a conciertos tan singulares por el formato como el que dará el sábado en Villa Suso?

-A algunos sí. Es como entrar en el local de ensayo del grupo. Como espectadora es una propuesta que me encanta, como cuando se hacen en teatros pequeños. Escuchas la respiración de quien está tocando y percibes muchas más cosas.

¿Pero no somos por estas tierras un poco tímidos para estas cosas?

-Sí (risas). Yo he estado en algún concierto y de repente te mira el cantante o el guitarrista y es como que lee cómo te sientes. Estamos muy acostumbrados a escondernos bajo muchas corazas y en estos sitios se rompe con eso. Estás muy desnudo, ya seas público o músico, y esa situación es muy enriquecedora.