confesión - Kiko Rivera decidió la noche del martes sincerarse con la audiencia de Gran Hermano dúo para terminar con el tema de su depresión y los rumores que ha generado. En pleno directo, el cantante explicó que tuvo una adicción a las drogas que le llevó a retirarse momentáneamente de la vida pública. “Consumía hachís y marihuana todos los días, y también cocaína, estaba enganchado. Para mí, ir a trabajar era pegarme una fiesta, no rendía en mi trabajo, no daba lo que tenía que dar”, afirmó el dj.

En medio de esta vorágine, fue su esposa, Irene Rosales, con la que participa en el concurso, quien le ayudó a cortar con esta destructiva rutina.

“Ella se puso firme. Me costó lo más grande, pero hace un año y medio ya soy un hombre limpio”, comentó el hijo de Isabel Pantoja, que añadió: “Lo pasé muy mal, pensaba que todos los bajones que tuve en mi vida podrían solucionarse con las drogas. Gracias a mi mujer, a mi madre y a mis amigos he conseguido salir de ese mundo”.

No obstante, a pesar del duro esfuerzo que le ha costado no drogarse, el concursante de GH dúo continúa en tratamiento. “Gracias a Dios lo he conseguido, pero aún sigo con el tratamiento y haciéndome pruebas, en las que todos los que me quieren pueden ver que sigo bien”, argumentó.

En este punto, Rosales reveló que lo que más le ha costado a su esposo fue “contárselo a su madre. No quería por nada del mundo que su familia se enterara, pero era la única opción que me quedaba”.

Después de su confesión, Rivera tiene claro que seguramente su madre se sienta orgullosa. “Gracias a ella y a mi mujer soy una persona nueva y una persona feliz, y se lo agradeceré a las dos eternamente hasta el día que me muera”, concluyó. - DNA