Vitoria - La cuenta atrás está en marcha. Entre el miércoles 26 y el viernes 28, una docena de propuestas escénicas se irán dando el relevo en el Mercado Gorbea-Zaldiaran y estos días previos son de mucho trabajo para sus responsables. Les pasa a Eduardo Hernando y Begoña Martín Treviño, que en este caso se ponen en el papel, junto al resto de compañeros en este ya veterano proyecto, de programadores e impulsores de un proyecto único en la capital alavesa.
En 2011 se inició en la Plaza de Abastos un proyecto que desde hace cinco ediciones se desarrolla en el Mercado Gorbea-Zaldiaran. ¿Después de siete ediciones, qué ha cambiado y qué permanece?
-E.H.: Sigue vigente ese interés de aportar nuestro grano de arena para reactivar los mercados de barrio de la ciudad, aunque tenemos que seguir trabajando en la fórmula porque no hemos llegado a dar todavía en el clavo por completo. Con todo, el ambiente durante los días de festival es muy emotivo, alegre y especial. También al principio, uno de nuestros intereses era mostrar nuestros trabajos, pero con el paso del tiempo ya no tenemos ese requerimiento porque hemos encontrado también otras vías. Sabemos que el festival es una buena plataforma para gente que empieza, que quiere probar un proceso, para creadores que están trabajando y necesitan de esta cercanía con el público.
-B.M.T.: Además, seguimos dando pasos para estar en el circuito de festivales de piezas breves que hay en Euskadi y en el Estado. Cada año recibimos muchas propuestas para tomar parte y eso es muy interesante para nosotros.
Es verdad que los aforos en cada sesión son reducidos, pero el año pasado colgaron el cartel de completo, el anterior estuvieron cerca... Es evidente que el público responde y tiene interés.
-E.H.: El año pasado fueron algo más de 1.400 personas y el anterior unas 1.200 y pico.
-B.M.T.: Pero es que más no caben. Eso sí, no nos sorprende o por lo menos ya no.
-E.H.: Es una satisfacción ver el festival así. Ahora el problema es ver cómo mantenernos porque tampoco queremos crecer. Tenemos una medida que está muy bien y el reto está en cómo mantenernos ahí.
-B.M.T.: Sí, y en cómo hacemos para que los artistas que vienen estén mejor pagados y sus condiciones sean mejores. Y, por supuesto, que el público esté más cómodo. Cada año vamos dando pasos en estos sentidos. Por ejemplo, al principio hacía un frío que pelaba. Ahora ya ponemos unas estufas y parece que no, pero se nota. Son detalles pero importantes. ¿Tenemos más margen? Sí, pero pasaría por coger un sitio más grande, hacer más pases o hacer un día más. Pero es que el festival es así, como está ahora.
Alguien que no haya estado nunca, seguro que piensa: me van a meter en un puesto pequeño, no voy a ver nada, va a hacer frío...
-E.H.: Te miran raro cuando les cuentas (risas). Me parece que esto es una experiencia única, diferente, divertida y cercana. Nunca van a ver a un intérprete tan cerca. Aquí no tendremos muchas cosas: focos, escenografías grandes... pero tenemos la actuación de una serie de personas que están interpretando para ti, para todos y cada uno de las personas que son espectadoras.
-B.M.T.: Aquí no hay trampa ni cartón. Ves las entrañas de todo porque estás a medio metro. Todo se nota mucho a estas distancias.
Es verdad que la mayoría de los interpretes están acostumbrados a casi todo, pero ¿alguien alguna vez ha puesto cara extraña al llegar al mercado para actuar?
-B.M.T.: No, no. Alguna vez nos ha pasado con el tema del frío, que alguien actuaba, por las características de su montaje, con poco vestuario y lo ha pasado un poco mal. Pero ahora eso ya no pasa. Igual hay gente que podría venir y decir: ¡qué decadente el sitio!. Pero es que a los teatreros nos pone mucho este tipo de contextos. Hombre, una compañía más grande y convencional igual sí se echaría para atrás, pero los que hacemos este tipo de propuestas disfrutamos con el hecho de que cada espacio sea una aventura, que cada lugar tenga su magia. Después de pasar por el festival, mucha gente nos habla muy bien de su experiencia, que les ha parecido muy chulo el espacio, la situación, la respuesta del público y el ambiente que se genera en el certamen.
Seguro que hay artistas que amoldan sus propuestas al mercado o incluso que hacen piezas específicas para él, sobre todo los creadores locales.
-E.H.: Sí, sí. En cosas específicas, destacaría la propuesta que en su momento hicieron Daniela Pérez y Iara Solano, que era una pieza en la que la gente iba escuchando con cascos una historia sobre el mercado. Era muy performativo y muy chulo. De hecho, hay un vídeo en YouTube sobre aquella experiencia. Y también recordaría Espinazo o callos.
-B.M.T.: Es que el germen fue que íbamos a hacer un espectáculo que se iba a desarrollar en una carnicería. Ese fue el primer impulso.
-E.H.: De hecho, ahí el camino fue al revés, es decir, fue un montaje que luego adaptamos para hacer en otros sitios que no eran una carnicería.
El festival se desarrolla mientras hay personas trabajando en el mercado, clientes... ¿Cómo es la convivencia?
-B.M.T.: Muy buena. Por parte de quienes nos ceden el espacio, la disponibilidad es total desde el primer momento. Les estamos muy agradecidos. Y con los trabajadores también ha habido siempre una buena relación.
-E.H.: Siempre ha habido muy buen rollo. Nos suelen decir que los días que estamos les damos alegría. De hecho, alguna vez nos han preguntado si podríamos hacerlo todos los meses, pero eso es imposible. Para ellos y ellas son días de mucho trabajo, pero bueno, nuestra presencia también les saca de la rutina. Estar aquí todos los días también tiene su punto porque éste es un espacio en decadencia. Yo no sé si podría trabajar mucho tiempo aquí. Pero bueno, ya te digo que nos llevamos muy bien, nuestro trato hacia ellos también es muy bueno.
El festival siempre ha pretendido ofrecer propuestas variadas y que la programación de cada jornada también sea diversa. ¿Es complicado hacer el puzzle?
-B.M.T.: Sí lo es. Cada año abrimos la convocatoria y hacemos la selección a partir de las propuestas recibidas. A veces es complicado porque igual un año, como nos pasa éste, no ha llegado ninguna propuesta performativa que nos haya cuadrado. Con el euskera también nos pasa, que nos llegan muy pocas. Pero bueno, mejor o peor, al final siempre lo conseguimos cuadrar. Buscamos que haya en todo momento teatro, danza, clown...
-E.H.: Lo que intentamos es hacer programaciones muy heterogéneas, buscando que cualquiera que pueda venir, el público medio, pueda encontrar algo que le guste. Y que hay espectadores que encuentren algo que les sorprenda, incluso aunque al principio pensasen que no les iba a enganchar.
-B.M.T.: De hecho, hay gente que sólo ve teatro pero que nunca iría a ver a un performer o que no suele ver danza y que, de repente, en el festival, como compra el pase a todo, se encuentra con una propuesta de ese tipo y ve que le encanta.
Hay espectadores muy militantes de este tipo de propuestas...
-E.H.: Ni lo dudes. Hay varias caras que conocemos bien después de estos años.
-B.M.T.: Y hay gente que vive en otras poblaciones pero que viene en Navidad a casa, y encuentran que el festival no sólo es una oportunidad de ver espectáculos sino también de encontrarse con la cuadrilla, los amigos... Hay mucha gente que viene por lo artístico pero también por el encuentro que supone este festival, por el ambiente que se genera.
¿Qué perfil de público asiste? Lo pregunto porque en este tipo de propuestas, y esto lo comentan muchos programadores, las mujeres suelen ser mayoría entre el público.
-B.M.T.: Pues aquí ves a muchos hombres también.
-E.H.: Sí, pero son más mujeres, aunque la representación masculina no está mal. Aún así, es verdad que vas a muchas citas a lo largo del año, por ejemplo de danza, y dices: los hombres aquí somos el 10%.
-B.M.T.: En cuanto a la edad, suele ir entre los 20 y muchos hasta los 50, pero es verdad que de vez en cuando conseguimos que vengan más jóvenes. Bueno, y el año pasado salimos en la tele el último día y de repente nos apareció un montón de gente de más de 65 años, pero ya no teníamos entradas.
Parece imposible atrapar a un espectador en un montaje que dura 15 o 20 minutos. ¿Dónde está la clave?
-B.M.T.: Pero esto es como cuando alguien escribe un buen cuento. Como Julio Cortázar. O como cuando haces un buen cortometraje.
-E.H.: Creo que lo más difícil es acortar. En todas las historias nos sale más material del que luego usamos. Así que es como matar al hijo. Quitar es duro. Te tienes que quedar con la esencia de la historia.
-B.M.T.: Pero no dejarlo en una anécdota. A veces, con algunos espectáculos de microteatro ves que se cuenta algo que puede ser muy gracioso o interesante pero que dura muy poco, siendo el resto, por así decirlo, relleno para llegar a los 15 o los 20 minutos.
-E.H.: Y luego hay algo que a mí me parece muy interesante y que es poner al público ahí, participando, estando presentes. Eso no significa que les hagas participar, pero sí que sean partícipes.
-B.M.T.: Es hacer sentir que lo que haces es un acto comunitario.
El 29, cuando todo haya terminado, ¿qué tiene que haber pasado para que terminen, como mínimo, contentos con esta edición?
-B.M.T.: Que a la gente le hayan gustado las piezas, que la programación haya interesado al público. Que el público haya reído, se haya emocionado, reflexionado... cada uno lo que quiera. Por supuesto que nos importa que la gente venga, pero lo esencial es conseguir que la programación que hemos diseñado le haya permitido al público pasar por diferentes estados interesantes.
-E.H.: Eso es. Los últimos años hemos tenido estas sensaciones.
-B.M.T.: El teatro es como cocinar. En este caso, somos los anfitriones y hacemos una gran cena. Ya tenemos los ingredientes seleccionados y ahora lo que nos toca es poner la mesa, los cubiertos, hacer que la gente esté a gusto... Pero la comida es lo importante. Lo que la gente quiere es que la comida le guste, más allá de que el vaso o el plato estén un poco viejos. Por eso lo que más intentamos cuidar son los alimentos que damos.
26. ‘Foley artist’ de El Gatopardo (18.30, 19.20, 20.05 y 20.50 horas); ‘Lo prohibido de Alicia Alice (18.40, 19.10, 19.50 y 20.30); ‘Danza callada 2’ de Altraste Danza (18.50, 19.40, 20.20 y 21.00); e ‘Inor ez dator’ de Amaia Irazabal (19.00 y 19.30 en euskera, 20.00 y 20.40 en castellano).
27. ‘Gorpuztu’ de Eva Guerrero y Garazi López de Armentia (18.30, 19.10, 19.50 y 20.30); ‘La danza del fuego de Silvia Larrauri de Miguel (18.40, 19.20, 20.00 y 20.40); ‘El gato de Schrödinger’ de Anodino Teatro (18.50 y 19.30 en euskera, 20.10 y 20.50 en castellano); e ‘Infantil-Espectáculo para adultos’ de Andrés Bezares (19.00, 19.40, 20.20 y 21.00).
28. ‘Anhelo’ de Helena Wilhelmsson y Aritz López (18.30, 19.10, 19.50 y 20.30); ‘Azken antzoki dantza’ de Tranpola (18.40 y 19.20 en euskera, 20.00 y 20.40 en castellano); ‘Ponme tu historia aquí’ de La Dramática errante (18.50, 19.30, 20.10 y 20.50); y ‘Cuando las cobras cosan sentido’ de Amaia Bono y Damián Montesdeoca (19.00, 19.40, 20.20 y 21.00).
Abono. Existe un pase general para todo el certamen que permite ver las 12 propuestas por un precio único de 25 euros.
Entradas sueltas. Si se adquiere un pase, se puede conseguir por 4 euros, aunque si se compran más se acceden a distintos descuentos (2 entradas cuestan 6 euros, 3 valen 8, y 4 por 10).