Vitoria - No todo lo que tiene que ver con la programación de la Red de Teatros pasa estos días por el Principal y su centenario. Hay vida más allá dentro de la programación diseñada para el final de año. En concreto, el Jesús Ibáñez de Matauco (centro cívico Hegoalde) acoge hoy el estreno de La balsa de la Medusa, la nueva propuesta realizada por el grupo gasteiztarra Parasite Kolektiboa junto al Laboratorio de Creación Escénica de la sala Baratza, espacio, por cierto, que la próxima semana celebrará sus cinco años de vida con una programación especial (como ya publicó hace unos días este periódico). Como es habitual, esta tarde el encuentro con el público se producirá a partir de las 20.30 horas, quedando todavía entradas disponibles por un precio único de 15 euros cada una.

De esta forma, se da el último paso, el definitivo, dentro de un proceso de creación colectiva que arrancó en enero, un camino en cuyo inicio estuvo la reflexión sobre qué queda de instinto primario en el ser humano actual para ir sumando pensamientos, reflexiones e ideas con los que componer este montaje de una hora de duración en el que el teatro y la danza sirven como herramientas. El cuadro homónimo de Géricault y el naufragio en 1816 de La Méduse (que terminó con los supervivientes al borde de la locura tras, entre otras cosas, dejarse llevar por el canibalismo) sirven como cimientos, así como otros relatos y poemas e incluso las cartas del tarot, para componer una producción que encuentra en el baile voguing (también denominado vogue) un elemento fundamental.

Con estos elementos en la mano, Parasite plantea un montaje “a la deriva” en el que hablar de las violencias y los miedos que le pueden surgir a una persona hoy, a un hombre o mujer que de repente se encuentra fuera de su vida rutinaria. Para ello, el colectivo propone al público “una experiencia sensorial y muy basada en la imagen”, como explica la directora de la pieza, Hannah Whelan. “Dentro de nosotros queda el recuerdo de la violencia. Incluso es algo que nos atrae”, igual que “los miedos que siempre están ahí, desde la niñez”, temores, por cierto, que “como creadores, nos dan mucho juego”.

A estas cuestiones, la propuesta se acerca, sobre todo, a través de la danza, de un voguing usado sobre todo en los años 80 y 90 por la comunidad LGTB de Nueva York como forma de expresión ante los ataques sufridos por parte de personas o grupos homófobos. “Es verdad que en un momento nos planteamos si el uso de esta danza podría ser entendido como una banalización por nuestra parte de los temas que estamos tocando, de las violencias y los miedos, pero eso es algo que tendrán que responder los espectadores”.

La oportunidad para ello llegará hoy, cuando a las tablas del Ibáñez de Matauco se suban Jone Bengoa, Garazi López de Armentia, Unai López de Armentia, Blanca Ruiz Arugaeta, Patxi Suinaga y Gontzal Uribe. Será la guinda a un “recorrido creativo largo y curioso” y también la despedida del escenario de Hegoalde de este 2018.