Rabat - La esposa de Mohamed VI de Marruecos, Lala Salma, lleva un año desaparecida de la escena pública, sin que se conozca exactamente su paradero, mientras que sus dos hijos, los príncipes Mulay Hasán, heredero al trono, y su hermana Lala Jadiya, están asumiendo una creciente visibilidad. La última aparición pública de Salma se produjo el 12 de diciembre de 2017, cuando inauguró una exposición de pintura en un museo de Rabat. Desde esa fecha dejó de presidir actividades culturales, de representar a Marruecos en ceremonias de otras casas reales y de aparecer en la televisión pública. Ni siquiera se sabe con certeza dónde reside.

El pasado mes de marzo, la revista ¡Hola! publicó que Mohamed VI (55 años) y Lala Salma (40) se habían divorciado, una noticia que atribuyeron a fuentes cercanas al Palacio marroquí. Pero el Palacio ni confirmó ni desmintió, ni entonces ni más tarde. Cayó sobre Salma un espeso silencio. Donde la noticia corrió como reguero de pólvora fue en las redes sociales y en algunas web independientes, pero el portavoz del Gobierno, Mustafa Jalfi, preguntado al respecto, respondió secamente que no tenía la menor idea porque él solo podía hablar en nombre del Gobierno, no del Palacio.

silencio total La noticia del presunto divorcio hizo atar cabos a muchos observadores: la realidad es que Salma había desaparecido de las imágenes de la familia real desde aquel 12 de diciembre y ni siquiera aparecía en los reportajes sobre sus propios hijos que desde entonces han circulado, debidamente autorizados por la oficialidad. Nadie sabe si Salma Benani, según su nombre de soltera, conserva el título de Lala o princesa (nunca llegó a ser reina), pues el silencio que envuelve a su persona impide conocer incluso si reside con sus hijos en Rabat (donde está la Escuela Real) o en otra ciudad. Según ha sabido Efe de fuentes cercanas a su propia familia, Salma sufre algún tipo de restricción de movimientos que esos familiares esperaban se levantase con ocasión de la última Fiesta del Trono (30 de julio), cuando el rey tiene por costumbre conceder diversas medidas de gracia e indultos a los presos, pero la festividad pasó y su situación no ha cambiado.

El pasado verano, llegaron noticias suyas desde Italia: allí, una famosa periodista marroquí aseguró haberse cruzado con ella y con sus dos hijos en Portofino, justo en las fechas en que Mohamed VI veraneaba en la costa del norte de Marruecos. Aunque la periodista no aportó fotos que probasen su encuentro, días después otra revista griega de la farándula (Tempo24) la fotografió de espaldas mientras hacía compras (aparentemente sin sus hijos) en la ciudad de Patras.

Esa fotografía ha sido la única que se ha filtrado de Salma Benani en todo un año y en ese tiempo sus dos hijos han pasado progresivamente a ocupar páginas del papel couché en largos reportajes donde se exaltan las cualidades y la madurez de los príncipes sin la más mínima alusión en texto o fotos a su madre. El príncipe Mulay Hasán cumplió el 8 de mayo 15 años, y 2018 ha sido un año de asunción de crecientes responsabilidades: apertura de una feria del libro y otra agrícola, varias inauguraciones o entrega de trofeos deportivos. Pero donde más destacó fue en París el 11 de noviembre: vestido con una llamativa capa gris, acudió junto a su padre a los actos del 70 aniversario del fin de la I Guerra Mundial y tuvo el honor de sentarse en primera fila junto a Trump y Macron. También la princesa Lala Jadiya, de 11 años, apareció en su primera actividad oficial junto a su padre, y en noviembre otra revista marroquí de temática femenina le dedicó 10 páginas donde su madre volvía a estar ausente.

protagonismo El Palacio Real, que dosifica la información que sale de su seno de forma muy calculada, ha decidido dar mayor protagonismo a los hijos del rey; los pocos medios extranjeros con acceso a la vida palaciega (Paris Match, Jeune Afrique y ¡Hola!) han publicado este año elogios sin fin sobre el príncipe, cuidándose de mencionar a Salma. Cuando al comienzo de su reinado Mohamed VI decidió presentar socialmente a su esposa, concederle el título de princesa y darle una función oficial como presidenta de la Fundación de lucha contra el cáncer, el país se acostumbró a ver a la primera dama -con una excepcional melena pelirroja- protagonizando los informativos. Por eso, su ausencia llama doblemente la atención. Tanto como la proverbial capacidad del Palacio marroquí de guardar sus secretos.