donostia - Personajes condenados por la violencia, una sensación de vértigo y como trasfondo un Madrid casi legendario. Así es Gigantes, la serie que Enrique Urbizu presentó ayer, fuera de concurso, y que narra una guerra fratricida por el control de la droga.

El director de No habrá paz para los malvados, ganadora de seis Goyas, la define como un “serial” con personajes muy “autóctonos”, que retrata “un mundo masculino que se resquebraja y un femenino que empieza a tomar el espacio”.

“No hay asesino ni misterio que resolver, te puedes sentar a ver qué les pasa a los personajes, monta y tira, ese es el espíritu”, explicó el cineasta bilbaíno.

En el centro de todo, los hermanos Guerrero, que llevan décadas controlando el flujo de la droga; con su padre (José Coronado) a punto de morir y el hermano mayor saliendo de la cárcel con ganas de recuperar el terreno perdido, se enfrentan a un momento delicado en el que su peor enemigo serán ellos mismos.

Educados por su padre “como perros rabiosos”, cuando el mayor (Isak Férriz) sale de la cárcel, se encuentra con que su hermano mediano (Daniel Grao) ha tomado el mando y ha tratado de dar apariencia de legalidad, a través de una galería de arte, a su negocio prohibido.

“El dinero negro hay lavarlo, y más si tienes vocación de construir un entorno respetable, la relación entre el dinero negro y el mundo del arte está en la prensa a diario, no inventamos nada”, dijo Urbizu.

Gigantes tiene un tono mítico que la aleja de referencias concretas al mundo real, pero bebe de él. “Hay que dar credibilidad al mundo que creas”, señaló el director de La caja 507, poniendo un ejemplo: “La serie tiene una clara narrativa subterránea sobre la gentrificación de los barrios; esta gente compra edificios, el futuro es hacerse con el centro de las ciudades, y eso crea movimientos económicos y corrupción en la política local y no tan local”.

“Caen ministros porque el excomisario José Manuel Villarejo tiene escuchas, y cuántas más escuchas tendremos por ahí”, remató en referencia a las filtraciones que han puesto contra las cuerdas a la ministra de Justicia, Dolores Delgado.

Aunque los protagonistas son hombres, éstos tienen enfrente a una serie de personajes femeninos “con carácter”, en palabras de Yolanda Torosio. “Son mujeres valientes que quieren hacer las cosas de otra manera”, señaló.

“El mundo del delito está poblado de personajes masculinos, las mujeres delinquís menos, la ambición y el sentido práctico es otro”, aseguró Urbizu, al tiempo que recuerda que el principal enemigo de los Guerrero es la inspectora Márquez (Elizabeth Gelabert).

“HAY QUE RESPETAR LA FORMA” Entre sus referentes el director cita la serie italiana Roma criminal, pero trasladando la trama a Madrid: “Los personajes son de aquí, te has cruzado con ellos, no son superhéroes, es algo mucho más latino y mediterráneo”.

Y en cuanto al lenguaje audiovisual en su salto del cine a la televisión, dice no haber renunciado a nada. “No hay que hacer caso a la monoforma que se está implantando en la televisión: se dice que la penumbra está prohibida, al igual que los silencios y los planos generales, todas esas normas están escritas y están haciendo que todos los relatos sean iguales”, criticó Urbizu.

“No se puede castrar el lenguaje audiovisual, esta es la gran pelea más que la comercial, el respeto por la forma, que la gente sepa leer imágenes”, añadió. - Efe

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