Vitoria - El director de Magialdia saca unos minutos para atender a DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA en las últimas horas del festival. Ejercer de alma máter de un evento de este calado le obliga a estar siempre alerta y atender hasta el más mínimo detalle para que todo esté a punto en la recta final. En un año especial al cumplirse el 30º aniversario -Magialdia es el evento nacional de magia más longevo-, José Ángel Suárez hace algo poco habitual entre los festivales de todo tipo que se celebran en Vitoria: asegurar que no necesita más dinero para el año que viene.
¿Qué balance puede hacer de esta edición de Magialdia, que hoy toca a su fin?
-Sobre todo lo que destacaría es que este años hemos logrado un récord de participación. El hecho de celebrar el 30º aniversario, la calidad del cartel de artistas y la programación que hemos tenido, que ha sido mayor que otros años, ha provocado que esta semana hayamos estado aquí más de quinientas personas, de las que un 10% son extranjeros. Y del resto, el 90% de fuera del País Vasco. Hemos alcanzado unas cifras muy interesantes no sólo por nosotros, sino para la propia ciudad, porque son personas que han estado aquí tres o cuatro días comiendo, consumiendo y durmiendo en Vitoria. No podemos olvidar que además de la perspectiva cultural, Magialdia tiene una perspectiva diferente, que es la turística.
¿Cómo se consigue atraer gente al festival año tras año después de nada menos que treinta ediciones?
-En realidad es más fácil hacerlo después de treinta años que si te toca hacerlo una sola vez en tu vida. La experiencia, ver otros festivales, tener contacto con otros artistas, otras ciudades, otros países... Eso te lleva a estar siempre a la última, a estar siempre en forma. La experiencia es lo más importante en realidad, es lo que te hace pensar en más cosas, tener una perspectiva diferente. Yo puedo decirte que prácticamente todos los años, si no todos, hemos añadido cosas nuevas al festival. Siempre innovamos. Eso es lo que hace que este festival esté vivo, sino sería algo monótono.
¿A nivel personal empieza a sentir cierto desgaste después de varios años al frente de Magialdia?
-No, al contrario. Cada año es un reto y una nueva ilusión por hacerlo bien y superar el del año pasado. No estoy quemado. Tenemos la suerte de organizar un congreso que, aparte de su calidad, es muy divertido, y además es muy gratificante ver a la gente cómo disfruta de los espectáculos, ver cómo se lo pasa bien en el teatro, en los escaparates, en todos los lados... La imagen de la gente pasándoselo bien te ayuda a seguir adelante.
¿Se le ha quedado alguna espina clavada este año que quiera sacarse en la próxima edición? Algún mago que hayan querido tener y no han podido, por ejemplo.
-Querer traer a alguien y no poder es algo que no nos pasa, porque tenemos la suerte de que prácticamente todos los que queremos que vengan vienen, salvo que sea por problemas de fechas. Magialdia es un festiva muy importante para los propios artistas y para sus carreras. El hecho de venir a Vitoria a trabajar es un hito en su currículum. Recuerdo que uno de los magos profesionales más importantes de esta última década, el canadiense Shawn Farquhar, vino a Vitoria hace unos años. Cuando hablé con él y se lo propuse quedó encantado y además le cuadraban las fechas. Nunca se me olvidará que a los cinco minutos de colgar el teléfono publicó en su página web que iba a estar ese año Magialdia en Vitoria, y puso que para él era el sueño de su vida hecho realidad. Que te diga eso alguien que ha llegado a las cotas más altas del mundo de la magia te enorgullece.
¿Qué destacaría de las actuaciones y actividades de esta semana?
-(se lo piensa) Me quedo con todo. Eso es como decirme si quiero más a papá o mamá, aunque es cierto que el festival tiene muchas cosas y de cara al público las dos principales son las dos galas, que son el reflejo de lo más potente de la magia mundial aquí en Vitoria. En realidad algo que podría destacar es que en la gala de ayer coincidieran por primera vez juntos en un espectáculo dos magos como Héctor Mancha y Miguel Muñoz.
¿Por qué?
-Cada tres años se celebra a nivel mundial un congreso de magia que reúne a 3.000 o 4.000 personas. En 2015 fue en Italia y este año ha sido en Busan, en Corea del Sur. En esos congresos hay concursos de magia de diferentes categorías, y estos dos magos españoles, Héctor Mancha y Miguel Muñoz, no sólo han ganado el premio de su especialidad, sino que entre todas las categorías se da un gran premio al que más votación tiene y en los dos últimos congresos ha sido para ellos dos. Tenerlos aquí a los dos juntos me ha hecho muy feliz.
Magialdia también es culpable de que a muchos vitorianos les haya picado el gusanillo de la magia, aunque sea a nivel amateur.
-Por supuesto. Ten en cuenta que paralelamente a Magialdia hay actividades con magos aficionados en Vitoria, y nosotros llevamos más de veinte años dando clases de magia en los centros cívicos junto al Ayuntamiento, lo que ha creado una cantera no sólo de aficionados sino también de algún mago profesional.
Ahora mismo, tras treinta ediciones, ¿la relación entre el éxito del festival y el apoyo institucional que reciben está equilibrada?
-Estamos bien. Nosotros ahora tenemos el dinero que necesitamos. Tenemos el apoyo institucional que necesitamos. El viernes tuvimos una rueda de prensa junto al Departamento de Turismo del Gobierno Vasco, y para nosotros es importante que un acto cultural, un festival de artes escénicas, tenga el apoyo no sólo de los departamentos de Cultura del Gobierno Vasco y del Ayuntamiento, sino de sus áreas de Turismo. Lo hablábamos antes, las quinientas personas que hemos tenido aquí estos días también son turistas. Sin ellas esto sería un festival con una serie de galas para los vitorianos, maravillosas pero sin traspasar el efecto cultural.
Debe ser el único organizador de un festival en esta ciudad que no pide más dinero a las instituciones para la próxima edición.
-Es verdad que nuestro presupuesto se redujo mucho durante la crisis, pero el festival a pesar de eso se mantuvo y ha crecido, con menos presupuesto, pero crecimos. Ahora tenemos el dinero y el apoyo que necesitamos para hacer el festival. Si necesitásemos más dinero sería para crear algo más, como este año que hemos tenido una aportación más alta del Ayuntamiento porque teníamos una propuesta nueva, que era llevar actuaciones en los escaparates fuera de los establecimientos del centro de Vitoria. Nuestro crecimiento económico tendría que estar ligado siempre a mejorar el proyecto.
Magialdia 2018 finaliza hoy. ¿Está pensando ya en Magialdia 2019?
-(ríe) Bueno, poco a poco. Lo próximo que haremos será centrarnos en la proyección internacional del festival. Hace muchos años, de manera intuitiva, hicimos una presentación del festival en Francia, en Burdeos concretamente, y gracias a eso conseguimos que ahora haya cuarenta personas que vienen todos los años desde allí, o que tengamos una relación, oficial entre comillas, con la Federación Francesa de Prestidigitadores, que organiza la semana que viene el congreso nacional de Francia. Un congreso en el que Magialdia forma parte de la organización y es colaborador oficial. También colaboramos con el Festival de Magia de San Marino, con cuyo director, Gabrielle Merli, hemos creado el premio Magialdia, que hemos presentado en todos los congresos a los que acudimos. Por ahora como actividad más inmediata iremos a Turín a hacer una presentación del festival al Club de Magia de Turín, que cuenta con más de cien personas. También tenemos intención de ir a lugares como Toulouse, que es una ciudad muy cercana al mundo de la magia.
Poniendo siempre Vitoria en el mapa.
-Eso no nos los quita nadie después de tantos años, es cierto.
¿Es de los que les gusta que la magia recurra a las nuevas tecnologías o sigue prefiriendo lo artesanal?
-La magia es un arte escénico que evoluciona con el tiempo. La magia que se hace ahora no es como la que se hacía en los ochenta, en los noventa o en los años veinte. Los dos números que he comentado antes de los grandes premios del congreso mundial, Héctor Mancha y Miguel Muñoz, tienen cero tecnología, es todo arte de manipulación y de representación. Pero también puede haber tecnología y estará bien si está bien hecha, como todo. Si visualmente es perfecto, te engaña, te provoca sentimientos... estará bien.