donostia - El año pasado ya anunció que para esta ocasión iba a intentar recortar la cantidad de películas de la Sección Oficial. Han pasado de 25 en 2017 a 22 en esta.

-En general también hemos reducido algo. Me gustaría que nos quedásemos en 180 o 190 películas. Van a ser 200, pero algo menos que el año pasado. También me gusta que en la Sección Oficial a competición haya lo más posible y del resto un poco menos. En esta ocasión, 18 son a competición. El máximo por cuotas está en 19.

El género manda este año en la Sección Oficial.

-Tenemos algunos directores en la Sección Oficial que en otras ocasiones se los han llevado otros festivales, como Claire Denis o Brillante Mendoza. Este año hay mucho cine de género, desde una comedia romántica como El amor menos pesado, que inaugurará el festival, pasando por una película de acción y ciencia ficción como puede ser Illang: The wolf brigade, de Kim Jee-woon, o la propia película de Claire Denis, High Life, que también es de ciencia ficción. Me atrevería a decir que, aunque todas son de género, tienen un punto de cine de autor muy marcado. Los grandes autores empiezan a mirar mucho al cine de género, probablemente porque es una manera de acercarse al público.

En Toronto la gente se salía de la sala en el pase de ‘High Life’.

-Ha causado una gran polémica en Toronto, aunque también ha tenido fanáticos muy locos. The Guardian le dio cinco estrellas y dice que es una obra maestra. Es una película diferente, de difícil catalogación y es una película que se atreve con muchas cosas. Aquí también dará de qué hablar.

Las reacciones en Toronto han sido convulsas.

-La gente se iba, pero no porque la película gustase o no, sino porque les agredía. Tiene momentos de violencia y de sexo muy explícitos, pero son perfectamente consecuentes con lo que la película quiere contar.

¿Hablamos de una Sección Oficial que no va a dejar indiferente a nadie?

-Creo que hay pocas películas que vayan a pasar sin pena ni gloria. Algunas pasarán con pena o divididas (ríe). Son propuestas atrevidas en general. Tenemos a realizadores como Brillante Mendoza, que a mí me gusta mucho, y que hace un cine que no suele ser fácil. En Kinatay (2009) ya flirteó con el género, pero en Alpha, que trae a Donostia, ofrece una película de cine negro canónica: un policía corrupto, alguien dentro del mundo de la droga, conexiones políticas? En sus manos es una película espléndida, para mí una de las mejores que ha hecho y que es una metáfora política de la situación de su país. Como ya he dicho, la de Denis se sale de toda la norma. La de Kim Jee-woon es una película de acción. Naomi Kawase viene con Vision, que retoma sus temas habituales: el bosque, la naturaleza, el melodrama.

También hay una apuesta por los nuevos realizadores.

-Hay cinco primeras o segundas películas en la Sección Oficial. Apostamos por discursos diferentes, por gente que empieza. El Zinemaldia mira al futuro. Peter Strickland es un tipo de culto para mucha gente, pero creo que acabará compitiendo en Cannes o en Venecia próximamente.

¿Cómo se conjuga la oferta de realizadores consagrados con nuevos cineastas?

-Funciona bien porque tienes la oportunidad de ver películas muy terminadas, de gente que ya conoces lo que ha hecho, con películas que te van a sorprender porque no han hecho nada o solo una con anterioridad. Este año ha habido óperas primas o segundas películas como The innocent, de Simon Jaquemet, que nos sedujo cuando la vimos, o como la propia película de inauguración, El amor menos pensado, de Juan Vera, que es una comedia romántica mainstream. Vera es un productor importante pero es la primera en la silla del director. Se nota su experiencia, está muy bien escrita, la dirección de actores es espléndida. En un festival me gusta que me sorprendan y no me importa que una película no me guste. No me enfado, me parece bien, pero quiero que me ofrezcan un banquete con platos diferentes. ¿Qué es lo que no me interesa en un festival? Que me den productos que ya conozco. Creo que si coges la programación completa el Zinemaldia, tiene un menú espectacular.

Entre las Proyecciones Especiales de la Sección Oficial está José Luis Cuerda con ‘Tiempo después’, la que parece ser la segunda parte del clásico ‘Amanece que no es poco’.

-Queremos que esa proyección sea un homenaje a Cuerda. No sé si el lo considera una segunda parte, pero es un filme muy en la línea de Amanece que no es poco: muy surrealista, con momentos muy divertidos, que habla de la actualidad, dado que no es nada inocente... Habrá a gente que no le gustará, pero se va a convertir en una película de culto.

‘Dantza’, de Telmo Esnal, también se exhibe en Proyecciones Especiales.

-Soy un gran admirador de esta película. Es una película absolutamente kamikaze. Cuando a mí me contaban lo que querían hacer yo les decía: Me parece muy bien, pero que no os pase nada. Se presentó en Glocal in Progress y ganó. Reconozco mis dudas con la película cuando conocí el proyecto, incluso cuando vi la primera copia muy desnuda. Me preguntaba: ¿Fuera de Euskadi esto cómo se va a entender? Ganó el Premio de las Industrias, que son todas de Madrid. Estaban entusiasmadas. Eso es bonito, porque una historia aparentemente tan local tiene un componente universal muy fuerte. Al ganar el premio han tenido una postproducción espléndida. Creo que es de esas películas que hay que apoyar a muerte porque son atrevidas y difíciles.

No obstante, no va a concurso en la Sección Oficial.

-Al final unas entran a concurso, otras fuera de concurso y otras en Proyecciones Especiales, como esta. Hay números clausus. Si hay películas que tienen sentido como proyecciones especiales son la de Cuerda y la de Dantza, se salen de toda norma y encaja en ese espacio que creamos para cosas diferentes.

Este año han vuelto a programar series de televisión. ‘Gigantes’, de Enrique Urbizu, se proyectará en la Sección Oficial.

-Todo está cambiando. Hablamos de gente de cine como Urbizu haciendo series, ni siquiera diría que son de televisión. Diría que es cine serializado. Están haciendo otro formato, que normalmente se ve en televisión.

Una de las polémicas recientes en el mundo de los festivales es que en la Sección Oficial de la Mostra solo compitió una directora, Jennifer Kent. En el Zinemaldia competirán cinco.

-Son las que nos han gustado. En otras ocasiones ha habido tres y en alguna una. Lo que no voy a hacer nunca es poner una película que me gusta menos que otra porque la ha dirigido una mujer. Me parece que es algo machista y hetereopatriarcal. No voy a ser tan estupendo de decir: Mire, usted ha hecho una película que no me gusta mucho pero como es mujer la voy a programar. Lo que hay que hacer es articular fórmulas de que las mujeres se incorporen con normalidad al cine y vayan produciendo películas que se incorporen a los festivales. Lo que es fundamental es que haya una mirada femenina en los festivales. En nuestro caso somos un festival muy femenino, y no porque hayamos buscado cuotas, sino porque ha venido así. De 34 personas, 28 son mujeres; en nueve departamentos, ocho los dirigen mujeres. En el comité de dirección hay cuatro mujeres y tres hombres. Sin embargo, el comité de selección es el único que no es paritario, estamos cinco hombres y cuatro mujeres. Para el año que viene se incorporará una mujer a este comité.

La retrospectiva la dedican a una cineasta, Muriel Box.

-Intentamos visibilizar el trabajo de las mujeres siempre que podemos. Este año estábamos visualizando materiales de Muriel Box y nos gustaron mucho algunas de sus películas. No vamos a hacer un ciclo de mujer porque sí, pero si encontramos un clásico que nos gusta, lo vamos a hacer. Este año estrenamos la sección Klasikoa con el Instituto Lumière y el Festival de Lyon, en el que estrenaremos una versión restaurada en 4K de Ladrón de bicicletas. Me gustaría que si esta sección crece haya presencia también de filmes dirigidos por mujeres.

Durante el Zinemaldia firmarán la Carta de Compromiso Por la Paridad y la Inclusión en el Cine. ¿Qué supone?

-Lo que plantea es que en los comités de decisión haya una paridad para el 2020, nosotros lo cumpliremos el año que viene. Se plantea que haya informes de género. Para el año que viene el Zinemaldia habrá elaborado una base de datos con todas las películas que hemos visto, bajo cinco criterios, en cuántas han participado mujeres y cuántas se han seleccionado.

¿Por qué ha desaparecido Savage Zinema?

-Nació sabiendo que detrás tenía un patrocinador, Red Bull, y que podía tener fecha de caducidad porque esta marca podía dejar de apoyarla en función de su producción de largometrajes. Cuando esto ocurrió estudiamos si tenía sentido que esta sección continuase, y creímos que no tenía sentido alargarla mucho más.

¿Supone prescindir de un público más joven?

-No. Desde el principio nos propusimos rejuvenecer el público del festival y atraer a otros que no son de cine, por eso tenemos Culinary Zinema. Creo que el festival tiene un índice de público joven muy fuerte. La Sección Oficial cada vez es más joven, tiene temas y formas de hacer menos clásicas y más con el cine que se hace ahora y que llega a los jóvenes. Tiene que ver también con lo que hacen Tabakalera, Donostia Kultura... No es mérito del Zinemaldia, es mérito de todo lo que se hace en la ciudad.

Han perdido el patrocinio de Gas Natural Fenosa, que ha decidido no seguir con su línea de ayuda a lo cinematográfico.

-Nos ha afectado mucho. Era un patrocinador oficial y era una de las aportaciones más grandes. Este año vamos a poder tirar, porque durante los últimos años habíamos creado unas reservas voluntarias. Para el año que viene deberemos buscar más patrocinadores. Soy optimista.

El cine vasco empieza a dejar de ser noticia.

-Para 2019 vienen muchas películas importantes: El doble más 15 de Mikel Rueda, Ventajas de viajar en tren, producida por Morena Films, La trinchera infinita de los Moriarti... Empieza a haber mucha gente joven haciendo cosas curiosas con poco dinero. Está lo que va a suponer la Escuela de Cine Elías Querejeta, lo que está suponiendo ya Ikusmira Berriak o lo que supone Tabakalera como caldo de cultivo. De repente hay una toma de conciencia de todos, también de las instituciones, de que el cine vasco está bien y que podemos ir a cualquier sitio.

Este año hay un récord de producciones vascas en el Zinemaldia.

-Nosotros a veces acertamos y nos equivocamos, pero no somos nada sospechosos de un apoyo cerrado al cine vasco porque sí. Durante años se nos criticaba porque rechazábamos películas. Ahora vemos algo como Dantza y no dudamos en que tenga que tener un espacio internacional. Claro que apoyamos el cine vasco, pero con sentido común. Y no solo hablo de Dantza, también de Black is Beltza de Fermin Muguruza, es una película importante con un tipo de animación underground que nunca se había hecho aquí. Mudar la piel, que inaugura Zinemira, ha estado en Locarno fuera de competición; Un día más con vida ha estado en Cannes fuera de concurso; Jainkoak ez dit barkatzen es una delicia.

El Premio Zinemira es para Ramon Agirre.

-Todas las instituciones que damos el premio aceptamos la propuesta por aclamación. Tenemos una raza de actores y actrices, como Agirre o Ramón Barea, que son buenísimos y siempre he tenido la impresión que son mejores que los papeles que les han llegado a ofrecer. Este año además está hasta en cuatro filmes en el Zinemaldia. Ramon es indiscutible. Alguien dijo que lo raro es que Ramón Agirre no tenga el premio.

Han galardonado a un muy habitual en el Zinemaldia, el director Hirokazu Kore-eda.

-Hemos intentado algún Premio Donostia más que no ha salido. Creo que es uno de los años más equilibrados. Es el segundo año que empezamos a dar a un cineasta, dejando a un lado el glamur. El año pasado fue Agnès Varda y al poco de comunicarlo, anunciaron que le daban el Oscar Honorífico. Este año hemos jugado al revés. Kore-eda ha ganado la Palma de Oro en Cannes con Una especie de familia y se lo hemos ofrecido después. Kore-eda ha competido cuatro veces en Donostia y ha ganado dos veces el Premio del Público. Es el gran cronista de la familia japonesa actual, que toma la familia como algo abierto, no sanguíneo. Está rodando en Francia con grandes actrices francesas y va a hacer un esfuerzo para venir.

También lo recibirán los actores Danny DeVito y Judi Dench.

-Yo me he llevado una sorpresa con Danny DeVito. Creía que todo el mundo sabía las películas que había dirigido y que había producido a gente como Tarantino y no es así. Hay quien ha descubierto que no solo es el grandísimo actor de películas que todos conocemos, sino también el director de La guerra de los Rose, de Tira a mamá del tren, de Hoffa y de Matilda. Me parece un Premio Donostia como la copa de un pino. Con Judi Dench lo habíamos intentado antes. Es la gran dama del cine británico y una de las mejores actrices del panorama mundial. Cuando le ofrecimos venir con su filme Red Joan, en una semana habíamos cerrado la operación.

¿Edurne Ormazabal continuará presentando las galas?

-Seguirá haciendo los Premios Donostia muy amablemente y como una colaboración, porque lo va a hacer sin cobrar. Le hemos insistido mucho para que siga.