Vitoria - Junto a Txefo Rodríguez, Ganso & Cia regresa, en su jornada inaugural, al Festival de Teatro de Humor de Araia. La cita se producirá a partir de las 20.00 horas en la zona centro, donde se podrá disfrutar de Babo royal.
Como buen conocedor del Festival de Teatro de Humor de Araia, ¿qué tiene este certamen que le gusta?
-Lo que poseen esos festivales que se producen en sitios pequeños, que te reciben con un cariño y una atención que no se produce en otros lugares.
Regresa con ‘Babo royal’, en el que cuenta con la participación de Txefo Rodríguez.
-Es un espectáculo que continúa con la línea callejera de otros montajes como Walkman, obras sin palabras. No es la primera vez que trabajo con Txefo, pero en otras ocasiones ha sido en sala, no en la calle. Esta vez, además de contar con él como fantástico intérprete, me aprovecho también de su faceta musical. Lo que intentamos es ofrecer una puesta en escena vistosa, atractiva desde lo sonoro y lo visual para conseguir atrapar al público y llevarle por un pequeño viaje lúdico por diferentes mundos de príncipes, reinos y leyendas.
¿Cómo contar y hacer reír sin usar palabras?
-La palabra nos lleva a un humor más, por así decirlo, intelectual, inteligente, porque nos aprovechamos de las palabras, las polisemias y demás. Si renunciamos a ello y nos quedamos sólo con el físico, vamos a un humor más básico, primitivo, esencial. A fin de cuentas todos nos reímos muchas veces de las conductas de los bebés, de los niños pequeños, de esa inocencia que tienen con el físico, la relación que tienen con la torpeza, la mirada hacia el mundo que les rodea. Es algo muy visceral, que está en el origen de todos. Nosotros tratamos de invocar a ese tipo de humor que no necesita de la palabra. De hecho, creo que casi somos capaces de contar más cosas sin usar la palabra que con ella. Al final, muchas veces la palabra se convierte en un escudo, en un caparazón lleno de entelequias.
¿Hasta qué punto la calle es tan complicada como atractiva para actuar?
-En la calle hay adrenalina, es como un salto de puenting, porque nunca sabes muy bien con qué te vas a encontrar. No estás tan protegido como puedes estar en un teatro de sala. Pero la calle también te permite captar a esa parte del público que, en realidad, no va a dar, en principio, ese paso de ir a verte en un teatro cerrado. El riesgo, ese margen de error, locura y de imprevisto es lo que le da atractivo no sólo para nosotros, sino también para los espectadores, que aprecian el esfuerzo.
Público en el que puede haber personas de todas las edades. ¿Eso condiciona?
-Y mucho. Hay actores y actrices que sufren mucho en la calle. Hay espectáculos que en la calle necesitan unas condiciones muy particulares, unos ambientes o unas condiciones. En el caso de Ganso & Cia creo que nos favorece el verle la cara a la gente, que haya esa mezcla de edades. El humor que hacemos es muy poliédrico y hay momentos para un público más adulto y otros para los más jóvenes. Todo se contagia. Cuanto más variado sea el público, más risa va a poder darse. La del teatro para todos los públicos es una bandera que levantamos bien alto. En la calle no somos muy amigos ni del teatro infantil ni del teatro exclusivamente para adultos.
¿Cuando viaja a otros países a actuar, nota diferencias en la reacción del público?
-En países como Portugal y Francia he actuado bastante. En el primer caso, el público es muy entusiasta. Es un lugar donde están floreciendo un montón de festivales y la gente los devora con mucha pasión porque durante muchos años no ha tenido tanta oferta. En el segundo, es un público tremendamente culto, respetuoso y educado. Ahí es donde se aprecian los casi 40 años de retraso cultural que quizás llevamos nosotros por culpa de la dictadura. Allí hay una manera diferente de valorar la cultura. En el Estado, los primeros en sentarse en el corro que montamos para ver el espectáculo de calle son los críos. En Francia, los primeros en llegar son los jubilados, que van a consumir teatro de calle sin ningún complejo, mientras que aquí a veces parece que es algo de segunda o tercera categoría.
Tiene la agenda repleta para estos meses que para la mayoría son de descanso...
-Me siento un afortunado por ganarme la vida haciendo el tonto (risas). Esta fase del trabajo, cuando estás de gira, es lo que más disfrutas. En los otros meses desarrollas las otras facetas menos conocidas, las que tienen que ver con la creación, la distribución y la gestión. Claro que nos gustaría tomarnos nuestras vacaciones, pero siempre encuentras un hueco.