Hubo que recuperarse pronto tras la primera jornada del Azkena para estar desde el mediodía de ayer en condiciones de disfrutar de todo lo organizado dentro y fuera del festival. Conciertos, sesiones de Dj, la quedada de los seguidores de Turbonegro en Cuchillería (la que montaron The Freetangas), la tradicional comida de los foreros en Armentia (el foro, por cierto, está cumpliendo quince años de andadura)... fue cuestión de apretar la agenda para llegar a lo máximo posible sin perder de vista que a las cinco -algo pasadas- de la tarde, Mendizabala, bajo un sol de justicia, abrió sus puertas.
Para empezar con fuerza, además, la primera doble descarga vino con label vasco. Les tocó abrir fuego a los vizcaínos Mamagigi’s, que derrocharon country y sentido del humor casi a partes iguales, y eso que al comienzo de su actuación los congregados todavía no eran muchos, aunque el personal se fue incorporando poco a poco. Si hay oportunidad de verlos en una sala, mejor no perderlos de vista. Casi cuando ellos estaban empezando hicieron acto de presencia los donostiarras Nuevo Catecismo Católico, con un espectador de lujo como Gorka Urbizu. Siempre garantía de actitud y aptitud, con el respetable entregado desde el segundo uno y con un recuerdo especial a Las Furias, el grupo hizo lo que mejor sabe. Y eso que competían con los californianos Lords Of Altamont (de hecho, los mencionaron), que en el escenario grande derrocharon energía, complicidad y algún que otro marrón para uno de los técnicos, al que convirtieron en músico por un momento.
Con ambas bandas descansando, aparecieron Berri Txarrak y Mendizabala casi se cae. Gorka, Galder y David, homenajes varios incluidos, están desde hace tiempo en otra dimensión. Además, uno les puede haber visto las veces que sea, que siempre parecen querer superarse. Sin palabras ante lo que hicieron con el sol de frente y el personal disfrutando a lo grande.
Mientras Hugo Race & Michelangelo Russo abrían el Trashville, fueron los británicos Mott The Hoople, con el incombustible Ian Hunter a la cabeza, los que desplegaron clase y trayectoria, curiosamente también haciendo sus particulares homenajes. Justo en paralelo empezaron a tocar Sol Lagarto, reunidos otra vez para la causa, aunque el imán de Hunter y compañía era demasiado fuerte para dedicarles el tiempo necesario a los catalanes.
Con Dead Elvis & His One Man Grave en el Trashville, regresaron a Mendizabala unos Turbonegro por los que no pasa ni el tiempo ni los cambios internos y que tienen la nada despreciable virtud de o enamorar o causar un rechazo casi visceral, como pasó ayer. Les tomaron el relevo The Dream Syndicate, que tiraron de tiempos pasados pero también de su último disco para demostrar que a pesar de los paréntesis y el calendario, el que tuvo, algo retuvo.
A partir de ahí, y con la noche dominando todo, llegó el turno del dúo WolfWolf antes de que Joan Jett sentase cátedra junto a sus The Blackhearts, el plato fuerte de esta última madrugada que también recibió a The Beasts Of Bourbon, Carlos Vudú para homenajear al desaparecido Tom Petty, y a Gluecifer. Pero todo ello sucedió cuando este periódico iba camino de hacerse papel, así que tiempo habrá mañana de contarlo como se debe.