Los Ángeles. La inquietud de Charlize Theron la ha llevado recientemente al cine de acción con "Atómica", a la comedia negra con "Gringo" y ahora al drama íntimo con "Tully", pero la actriz subrayó que lo que más le atrae de la interpretación es examinar y estudiar la conducta de la gente.

"Creo que lo que más me gusta de mi trabajo es que puedo llegar a explorar el comportamiento humano y que lo puedo hacer tan honestamente como elija hacerlo", dijo Theron en un encuentro con un reducido grupo de medios en el que participó Efe.

"Siempre he sido observadora, me encanta mirar a la gente. Y algunas de esas cosas que quizá no son muy atractivas, esas cosas que quizá no están muy aceptadas, son siempre las cosas del comportamiento humano que no me asustan y que no me ofenden. Casi me río de ellas un poco", añadió.

Theron da vida a una madre en crisis y a punto de derrumbarse en "Tully", película que se estrena este viernes en España y que cuenta con la dirección de Jason Reitman y un guion de Diablo Cody, el tándem que deslumbró en 2007 con "Juno".

Marlo (Theron) acaba de ser madre por tercera vez y su vida se precipita hacia la depresión hasta que aparece, por sorpresa, Tully (Mackenzie Davis), una joven niñera que, como una Mary Poppins "hipster", le hará replantearse todo.

Con un pie en el drama y otro en la comedia, "Tully" reflexiona sobre temas como la maternidad, la depresión posparto, la crisis matrimonial y los desafíos de la vida adulta desde la mirada de una madre que nada tiene que ver con la imagen idílica y perfecta que se vende sobre lo que supone tener hijos.

Theron, que tiene dos niños y que es conocida en Hollywood por su manera espontánea y despreocupada de abordar las entrevistas, ironizó sobre esas "madres Instagram", muchas de ellas famosas del mundo del espectáculo, que parece como si salieran "de una campaña de publicitaria de maquillaje" cuando van a acompañar a sus hijos al colegio.

"Simplemente, no creo que sea real. Incluso cuando lo ves en una foto es tan inviable...", dijo la sudafricana sobre una estampa de la maternidad que nada tiene que ver con la de "Tully", cinta en la que se muestran los momentos oscuros y difíciles que pueden afectar a una mujer tras dar a luz.

La ganadora del Óscar por "Monster" (2003) destacó, además, que gran parte de su interés por este proyecto está relacionado con el realizador Jason Reitman, con quien ya trabajó en "Young Adult" (2011).

"Desde entonces, tenemos literalmente una relación que, si me llama mañana y me dice 'tengo nuestro siguiente proyecto', diría 'por supuesto'", explicó la actriz.

Como si fuera una trilogía de la madurez desde la perspectiva femenina, "Tully" comparte con "Juno" y "Young Adult" una mirada al paso del tiempo y a los dilemas de las mujeres cuando crecen.

"Cuando tienes veinte todo se siente muy apresurado, como si se te acabara el tiempo", apuntó la actriz.

"Y creo que cuando llegué a los treinta me di cuenta de que no tenía que ser tan apresurada sobre mi vida. Ojalá lo hubiera sabido cuando tenía veinte", admitió.

La actriz también habló sobre los 20 kilos que ganó para su personaje en "Tully" y dijo que, tras tres semanas a base de desayunar hamburguesas y de tomar todo el rato refrescos, "ya no era divertido".

"Creo que aprecio mi cuerpo. Tienes esta especie de 'viaje gratuito' a los veinte años, que tienes todo y todo funciona, y ya en los treinta es como que tienes que ganarte esas cosas. Aprecio mucho mi cuerpo ahora porque sé lo jodidamente duro que he tenido que trabajar para tenerlo", remató.