POMPEYA. "Hoy en día no se encuentran excavaciones como ésta", apunta con entusiasmo la arqueóloga Laura D'Esposito, que destaca lo que supone para su profesión su labor en esta cantera, en la que se logra "revivir la tragedia de la erupción, tanto desde el punto de vista humano como histórico".
Ante la importancia de los descubrimientos, la dirección del yacimiento ha invitado por primera vez a la prensa a recorrer los fosos aún abiertos para que pueda comprobar como se llevan a cabo las labores.
Entre lonas desgastadas, andamios, palas y carretillas, los excavadores, arquitectos y arqueólogos se afanan desde julio pasado en obtener cualquier vestigio que ayude a reconstruir cualquier momento de un lugar que fue sometido a una lluvia de hasta siete metros y medio en apenas una hora en uno de los mayores desastres naturales de la historia.
En esta zona han salido a la luz tres nuevas 'domus' dotadas de balcones y donde, en algunas paredes, aún se pueden apreciar sus colores y las ánforas colocadas boca abajo en espera de que se secaran al sol.
La conservación de los balcones es óptima porque cuando se derrumbaron cayeron ya sobre densas capas de cenizas y piedras.
También se conserva el esqueleto humano de un hombre víctima de la furia de la erupción al que decapitó una enorme piedra, un hallazgo cuyo dramatismo ha dado la vuelta al mundo, junto a la bolsa de monedas con las que huía o un caballo que murió cuando estaba aún engalanado.
La actividad es frenética y en los últimos días se han descubierto refinados frescos como una figura mitológica que representa a Adonis herido con Venus y puttos y que se cree que podría pertenecer a un 'cubiculum', la habitación donde dormían.
O la ya llamada "Casa de los delfines", con dos de estos mamíferos dorados nadando en el fondo negro que decora una de las paredes.
Mientras los arqueólogos se afanan en retirar la capa de ceniza incrustada de las paredes, la prensa asiste en directo al renacer de los colores, como el rojo pompeyano característico en algunos muros.
También se puede observar apoyado aún en una de las paredes un valioso candelabro, un descubrimiento que tiene solo pocas horas.
Casi escondidas detrás de los utensilios de los arqueólogos, afloran pequeñas decoraciones, increíblemente bien conservadas, de pájaros y elementos de la naturaleza, frutas y hojas, que decoraron alguna de estas casas.
En algunos muros se han encontrado "inscripciones electorales", escritas en un rojo aún sorprendentemente vivo, "documentos excepcionales y extraordinarios que han de preservarse", señaló el director del yacimiento Massimo Osanna durante una rueda de prensa.
"Os ruego elegid a Elvio Sabino, digno del Estado, un hombre bueno", se recomienda en una de las paredes.
Para D'Esposito todos estos descubrimientos no solo dan más detalles de la vida en la ciudad, sino también su buena conservación "permite conocer las técnicas que se utilizaban entonces para realizar las pinturas y los frescos".
Lo que conocemos ahora de Pompeya, como turistas, "ha pasado por muchas restauraciones pero aquí podemos ver frescos y elementos decorativos completamente originales tal y como han salido tras eliminar las capas de sedimentos", dijo.
La emoción recorre el cuerpo de todos los que trabajan en el yacimiento cuando se localizan nuevos tesoros.
Como Salvatore, de 36 años, que pasa ocho horas al día retirando restos en pleno sol y que estaba allí cuando se produzco el hallazgo del último esqueleto, golpeado por una piedra cuando intentaba huir de la furia del volcán y que fue una momento "muy emocionante".
En esta visita ha participado el nuevo ministro de Cultura italiano, Alberto Bonisoli, que ha elegido esta área arqueológica como su primer acto oficial, toda una declaración de intenciones para un lugar que ha definido como "el sello concreto del patrimonio italiano", ejemplo de lo que debe "valorarse y protegerse", indicó.