Málaga - José Sacristán presentó ayer en el 21 Festival de Málaga su última película, Formentera lady, el debut en la dirección del actor Pau Durá, unas horas antes de celebrar los 40 años de Un hombre llamado Flor de Otoño: “No se qué tiene Málaga que siempre me pone al borde del desequilibrio emocional”.
Cuarenta años que, para el veterano actor, no han cambiado lo básico: “Este oficio me permite volver a encontrarme con el crío que fui, cosa que no pienso perder hasta que me muera. Jugar a ser el gánster, el pirata, el mosquetero”. “Es lo que me apasiona”, dijo Sacristán, protagonista de la cinta, y de la rueda de prensa en la que ayer se presentaba la película, a competición en la Sección Oficial, acompañado del director y de su “nieto”, el actor de diez años Sandro Ballesteros.
Si en 1978 Sacristán no dudó en ponerse a las órdenes de Pedro Olea para encarnar a uno de los primeros travestidos del cine español, hoy se entrega al debutante Durá para meterse en la piel de un viejo hippie de los 70 que vive en Formentera, libre, o eso piensa él, hasta que la obligación de ocuparse de su nieto le pone los pies en la tierra. “La película habla sobre la libertad en la figura de alguien que, de un día para otro, se ve obligado a asumir una responsabilidad. A partir de aquí, hacemos muchas preguntas pero damos muy pocas respuestas”, explicó Durá, quien confesó que el origen de la cinta está en su propia vida, en el momento crucial en el que se iba a convertir en padre.
“Mi personaje contiene algo no resuelto, vive en una huida permanente, en una búsqueda continua de sí mismo, de una parte de sí que regresa en la figura del niño”, dijo Sacristán, para quien “lo mejor de la película es que mantiene el equilibrio en un mundo de desafectos, donde todos los personajes se sienten extraños, sin dar una sola concesión al sentimentalismo”. “Hay un tono de desenfado permanente que se agradece, sin la cucharilla de la manipulación emocional. Para mi es un logro transitar por esta historia con ese equilibrio emocional”, precisó Sacristán. - Efe