Berlín - El director mexicano Alonso Ruizpalacios sedujo ayer a la Berlinale con Museo, un road movie sobre el expolio que sufre México, tanto artístico como de identidad, interpretado por Gael García Bernal y en un festival ansioso de refrescarse con nuevos talentos. “Nos damos cuenta de lo que tenemos cuando lo perdemos, cuando estamos ante una vitrina vacía”, explicó el realizador, de regreso en el festival berlinés, donde en 2014 ganó el premio a la mejor ópera prima con su debut como realizador, Güeros.
Museo es, a la vez, la historia de un robo de los tesoros de arte maya en el Museo Nacional de Arqueología, pero también un filme sobre la amistad entre dos estudiantes, Wilson y Juan, y la búsqueda mutua entre padre e hijo. Su puntal es García Bernal -Juan-, su hilo conductor y también el rostro más mediático, quien apareció repentinamente en plena rueda de prensa cuando ya no se contaba con él, recién aterrizado en Berlín y dispuesto participar en la presentación de una “película hecha entre amigos”, como dijo Ruizpalacios. “Estaba claro que quería hacer esta película, somos amigos desde hace años, quería volver a rodar en México, como quería hoy estar aquí”, explicó el actor, tras disculparse una y otra vez por el aire de despiste con que respondía a las preguntas, de nuevo invitado a un festival del que ha sido visitante habitual. Museo parte de un saqueo real, ocurrido en 1985, el año del devastador terremoto en ese país, y del que las autoridades mexicanas responsabilizaron a mafias de traficantes de arte extranjeras y no a los presentados como responsables en el filme, dos muchachos de Ciudad Satélite, a 23 kilómetros de la capital, recordó su productor, Ramiro Ruiz.
El Juan de García Bernal, un estudiante de veterinaria, es una especie de saboteador de festejos navideños familiares, lo que un mexicano definiría de “pendejo” o eterno Peter Pan. Acompañado de Wilson -Leonardo Ortizgris- perpetra un robo que, a ojos de su padre, solo puede ser obra de “miserables traidores” al país y su patrimonio. Es un traición en la que arrastra al amigo, del que solo se desprenderá para caer en un tugurio llamado Puertas del Paraíso y que no es lo que su nombre indica. “Nosotros mismos, los mexicanos, no sabemos por qué nos robamos o dejamos que nos roben, por qué dejamos de ser lo que somos”, explicó el realizador. Juan y Wilson irán dando tumbos, un poco a lo Thelma and Louise, pero sin el arrojo de los personajes del filme de Ridley Scott. Museo no tiene el brío de Güeros, pero tuvo una acogida cálida en el pase para los medios, coronada por el abrazo fraterno en la conferencia de prensa entre García Bernal, su director y resto del equipo. - G. Casadevall