El primer largometraje del joven apasionado del cine fantástico Paul Urkijo puede ser significativo por muchas razones, pero sobre todo Errementari es para verla y disfrutarla. Porqué si no, uno se embarca en esta aventura de titanes, si no es para compartirlo con el mayor número posible de público.
Luego les cuento los alicientes para ustedes, espectadores. Pero déjenme que antes les hable de otras importancias. Está claro que en los últimos años el cine en euskera está viviendo una era como mínimo de plata, con unos creadores para los que ésta es su lengua natural y que sin ansias de ningún tipo de cuota, abordan desde el melodrama clásico hasta el documental de autor. Esa naturalidad es reconocida y valorada sin duda por el público que, al fin y al cabo, busca historias con autenticidad.
Historias que pueden ser locales y universales a la vez. Errementari va a tener una larga carrera en festivales y pantallas de todo el mundo porque apela a la emoción, a los monstruos, a nuestro corazoncito infantil. Y el hecho de ambientarse en las guerras carlistas y jugar con el folklore vasco no le va a restar atractivo, sino todo lo contrario. De hecho, abre una vía de tramas que puede ser más qué rica. Si nos tragamos los trolls, los gnomos y los bigfoots de otras culturas, por qué no podemos disfrutar en el cine de lamiak o tarttalos. Esto, sin duda, tocará al espectador de acá, pero también provocará la curiosidad del foráneo por esos nuevos mundos.
Errementari es la primera película fantástica vasca, ya no solo en euskera, de su dimensión y características. Realizada por un cineasta ya curtido en muchos cortometrajes, que ha mamado el cine de los ochenta, a Spielberg, a Guillermo del Toro... y a Álex de la Iglesia. No es extraño que éste haya decidido avalar la cinta, ya que Urkijo comparte con él muchísimas referencias, y su debut largo es casi un espejo de la ruptura de prejuicios que supuso en su momento el debut de Álex con la también fantástica Acción Mutante.
Urkijo y su escuadrón de valientes han creado algo que respira cariño y corazón por los cuatro costados, con un resultado muy lucido en pantalla. El exigente público de nuestra Semana de Terror de Donostia supo apreciarlo en su estreno vasco, otorgándole además la votación máxima. Con unos actores carismáticos como Uma Bracaglia, Kandido Uranga y Eneko Sagardoy, un buen gusto visual en fotografía, ambientación, vestuario, más una estupenda combinación de efectos digitales y efectos especiales de los que se pueden contar, de los que se pueden sentir.
Todo converge en un cuento oscuro, como nos gustaba antes de la corrección política que fueran los cuentos. Para pasar un poco de escalofrío, con una niña valiente y un malo que no es tan malo, para conseguir así el auténtico salto en el asiento que nos haga aún valorar más la odisea de sus personajes. Un cine de fantasía que se toma en serio entretener sin tratar de tonto al espectador. Por todo ello, nos sumergimos con gozo en estas tinieblas donde también hay huequecito para la esperanza.