vitoria - Dos de las tres películas más taquilleras de 2017 en Estados Unidos, La Bella y la Bestia y Star Wars: Los últimos jedi, llevan la firma de la factoría Disney. Se da la circunstancia de que la marca de Mickey Mouse lleva varios años poniendo en marcha un proceso para cambiar el rol de sus personajes femeninos, sobre todo en los largometrajes de animación.

María Toscano es analista de la representación femenina en medios audiovisuales y ha diseccionado la evolución de las princesas de Disney. La onubense asegura que la compañía americana “está empezando a apostar por incluir bastantes personajes femeninos en sus nuevas películas y lo está haciendo bien, porque son películas con muchísima audiencia, con muchos seguidores por todo el mundo y ponen referentes femeninos para las mujeres y sobre todo para los niñas”.

La versión de La Bella y la Bestia lanzada en 2017, por ejemplo, es una película con una princesa clásica, pero incluye nuevos elementos que equilibran la balanza entre la protagonista femenina y el masculino. “Se cuenta lo mismo y el trasfondo sigue siendo un poco dudoso a la hora de llamar feminista a la película, porque se mantiene la parte romántica entre la Bella y la Bestia, que la retiene contra su voluntad”, apunta Toscano, “pero a ella le han dado una profesión: cuando no está leyendo es inventora. Ya no es una chica que solo lee”. De hecho, matices como ese son los que sirvieron para convencer a Emma Watson, un icono de la lucha feminista en Hollywood, para que aceptara el papel: “Le propusieron hacer Cenicienta, pero ella se negó porque no le gustaba lo que transmitía la película. Sí pensaba que Bella tiene otra actitud, que es un personaje curioso que se interesa por la cultura, con inquietudes, que quiere viajar? Ahí sí podía mandar un mensaje diferente. En esta película primero se hacen amigos, luego tienen intereses en común, porque la Bestia también lee, por ejemplo. Lo suavizan un poco”.

de blancanieves a ‘brave’ Varias generaciones de niñas y niños han crecido con películas como Cenicienta, La Bella durmiente o Blancanieves en los que el rol de la protagonista se encasilla en un papel ultraconservador propio de otra era. “Blancanieves es una chica que se dedica a cuidar de siete hombres, a hacerles la comida, a lavarles la ropa y la casa”, lamenta María Toscano, “si una niña tiene como referente a una princesa que busca un príncipe y que lo único que quiere es enamorarse, va a ir aprendiendo inconscientemente actitudes que luego va a intentar repetir, porque va a creer que eso es lo estándar y lo común”.

La nueva hornada de heroínas de Disney trata de conectar con una generación de niñas que no quiere hacer lo que muestran las películas clásicas, sino que quiere salir a descubrir el mundo y vivir aventuras: “Esto no se ve en las películas clásicas que perpetúan los estereotipos machistas de siempre: mujeres dentro de su casa, mujeres que piensan en el amor y que ni son independientes ni tienen deseo de hacer algo para ellas mismas, sino para conseguir estar con alguien. No se piensa en ser independientes y quererse a sí misma antes que a otra persona”.

El giro de Disney comienza con Mulán, en 1998, pero de manera muy tímida. “Mulán, por primera vez, es una princesa que se va a luchar y que quiere hacer otra cosa que no es lo que le corresponde por ser mujer”, describe Toscano, “rompe con la típica princesa y muestra a una mujer luchadora que sale a la calle a pelear y a hacer lo que haga falta para conseguir un sueño”. Pero es en Brave cuando Disney rompe radicalmente el estereotipo de sus princesas: “En Brave el único amor que aparece es entre madre e hija. A Mérida, la protagonista, le da igual la ropa que lleva, tener el pelo peinado o no? Ella solo quiere salir con su arco y eso rompe totalmente. Antes ninguna princesa había hecho algo así”. Esta estela ha seguido latente en Frozen (2013), Maléfica (2014), Zootrópolis (2016), Vaiana (2016) y en el último éxito de taquilla, la readaptación de La Bella y la Bestia (2017).

María Toscano no descarta que Disney esté utilizando este giro porque sabe que tiene ahí un nicho de mercado por explotar y que busque más el negocio que un compromiso por empoderar a las mujeres. “No sé hasta qué punto Disney o Warner están esperando este cambio y lo están utilizando a su favor”, confiesa la analista de contenidos audiovisuales, “de un modo u otro me parece bueno que se apueste por esto, porque al final, sea por interés económico o no, las empresas están dando mensajes positivos y están empezando a hacer que cambien las cosas mostrando nuevos roles y nuevos personajes femeninos que rompen con lo anterior y que entierran los estereotipos sexistas”. Así pues, está convencida de que Disney seguirá creando referentes femeninos positivos: “Creo que las productoras van a seguir apostando por este perfil de heroína”. - A. Gondra