Vitoria - Por unas razones o por otras, son canciones que estaban esperando el momento idóneo -en algún caso desde hace ocho años- para hacerse realidad, composiciones que ahora cobran forma definitiva en Terapia a tierra, el primer disco en solitario de Igor García, que para este nuevo camino se presenta ante el público tomando su segundo apellido, Beitia. “No trato más que de coger la guitarra y mostrar mis sentimientos a través de estos temas”, apunta el músico gasteiztarra, que este domingo presentará en directo el álbum en el Kupela Ardotxoko a las 20.00 horas, siendo la entrada gratuita.
“Las letras son como cartas abiertas que escribes a personas queridas, como puede ser mi pareja, mis hijos, mi madre, mi amigo Borja Lázaro Herrero (desaparecido en Colombia)... Algunas son más trasparentes o literales y otras más poéticas”, describe el cantante, guitarrista y compositor, que también incluye “conversaciones conmigo mismo, reflexiones personales”. Todo ello para expresar gratitud, amor, perdón, dolor, pensamientos... a través de “canciones que duelen y que también sanan”.
Barca de papel (cuyo vídeo, realizado por Beñat Fontaneda, lleva ya disponible varias semanas en Internet), A tu altura, Hechizo y Hoy te vuelvo a recordar son algunos de los 13 cortes que componen un disco dividido en dos partes. Por un lado, los temas interpretados en solitario por Beitia. Por otro, los grabados junto a una banda compuesta por Miren Echávarri (saxo tenor), Ander Echávarri (bajo) y Guille Colás (batería y percusión). Registrado en Sonora Estudios el pasado mes de febrero con Martín Guridi en la parte técnica, el trabajo -que está disponible tanto en formato físico (CD) como digital- cuenta con las colaboraciones de Ibai García Bravo, Txabi Arnal (en la letra de Badakit) y de sus compañeros en Similar Interests, Víctor Gutiérrez y Alison Keable.
“Si la gente conecta, si se siente identificada, estupendo. Por supuesto. Pero esto lo hago por mí. Es como el título del disco, que salió de mi amigo Alberto y que juega con el símil del cuerpo a tierra. Se trata de esquivar las balas de la vida con tus armas, la guitarra y la voz”, apunta el intérprete, quien sitúa el principio de este proyecto en el primer viaje que hizo hace casi una década a Irlanda. “Me cambió la forma de ver la música y la vida. Iba a aprender inglés pero también me llevé la guitarra y la experiencia me marcó”.
Ahora, tras el proceso de grabación y el paréntesis que ha supuesto el nacimiento de su segunda hija (Izaro es también el título de otra de las canciones) llega el momento del directo, de un concierto en Kupela Ardotxoko en el que estará tanto la banda como sus compañeros de Similar Interests. “Habrá alguna sorpresa”, avisa Beitia, que volverá a encontrarse con el público el 18 en Sonora Taberna. Lo hará tanto solo como en compañía de su banda, tres ex alumnos, como él, de San Prudencio “que son el contrapunto idóneo a mis canciones un tanto tristes y melancólicas”.