Aunque la gran mayoría, lo desconoce, décadas antes del nacimiento de “la nueva cocina vasca” -un movimiento impulsado por Juan Mari Arzak y Pedro Subijana que representó la primera vanguardia gastronómica de España-, incluso de la francesa nouvelle cuisine, un movimiento artístico llamado futurismo intentó revolucionar con sus propuestas culinarias el mundo de la gastronomía. El futurismo, recordemos, fue un radical movimiento literario, plástico, musical, cinematográfico? nacido en Italia en 1909. Un movimiento que buscaba dinamitar el arte tradicional para pergeñar uno nuevo sustentado en un espíritu novedoso, avanzado, contemporáneo. Sus artistas apostaban por introducir los avances técnicos, el progreso, la velocidad, el maquinismo? en sus obras. Y así, intentaron renovar todos los campos de la creación, incluyendo la gastronomía.

El Manifiesto de la Cocina se presentó en el restaurante Pluma de Oca de Milán en 1930. Y reinventaron la cocina. Hay que tener en cuenta que este manifiesto tiene 85 años. Deja en muy mal lugar a todos esos chefs actuales que van de revolucionarios. Extraemos algún punto del manifiesto. Tomen nota:

-Invitación a la química. Introducción de instrumentos científicos en la cocina como ozonizadores, lámparas ultravioleta o aparatos de destilación a presión ordinaria y al vacío.

-La originalidad absoluta de las viandas. La invención de conjuntos plásticos sabrosos, cuya armonía original de forma y color alimente los ojos y excite la fantasía antes de tentar los labios.

-Abolición del tenedor y del cuchillo.

-Originalidad de los platos, y de los nombres de los platos. Como el Salmón de Alaska al rayo de sol con salsa Marte o la Perdiz a la Montañesa con salsa Venus.

-Cocina sensorial. Uso de perfumes antes de cada vianda. Uso de la música y de la poesía como ingredientes imprevistos para encender con su intensidad sensual los sabores de una vianda determinada. Presentación de platos que no se comerán para favorecer la curiosidad, la sorpresa y la fantasía.

Y ayer en el espacio cultural Zas, se rendía un homenaje a la cocina futurista de manos del colectivo orientado hacia la gastronomía social, sostenible y cooperativa Cocina de Guerrilla. Un colectivo cuyo interés es buscar transformar la realidad alimentaria actual, persiguiendo la satisfacción de las necesidades alimentarias básicas de todas las personas, promoviendo la soberanía alimentaria como garantía de los derechos alimentarios y humanos. En definitiva: un canto a la alimentación accesible y de calidad, digna y respetuosa, sin restricciones ni exclusiones. Nada que ver con lo que persigue buena parte de la alta cocina que, muchas veces, sólo está al alcance de unos pocos. Aunque, también es verdad, actualmente existen muchos restaurantes con excelentes propuestas, propuestas de autor, y a precios accesibles.