Vitoria - Tanto el actor, director y autor gasteiztarra Iñaki Rikarte como la compañía Tanttaka son dos viejos conocidos del Festival Internacional de Teatro de Gasteiz y del Principal. Aún así, esta vez regresan juntos para dar vida a la primera obra teatral de Mikel Gurrea, que ha dejado por un momento a un lado su trabajo en el sector audiovisual para dar el paso a la escena gracias a la convocatoria Nuevas Dramaturgias que el año pasado hizo Donostia 2016. Soka es el resultado de esta unión de voluntades, talentos y dineros (parte en la que también entra el Victoria Eugenia donostiarra), un espectáculo que hoy en euskera y mañana en castellano se podrá ver a partir de las 20.30 horas sobre las tablas de la calle San Prudencio (todavía quedan entradas a la venta para ambas representaciones).

A través de 22 escenas “muy esquemáticas”, el montaje sitúa al espectador frente a un profesor de gimnasia que ha encontrado el cuerpo sin vida de uno de sus alumnos tras ahorcarse con una cuerda de entrenamiento. “Qué es lo que sucede a partir de ese momento, intentar aclarar qué ha sucedido sin quitarse responsabilidades” mueve el primer monólogo que lleva a cabo Rikarte en su trayectoria. “Pero no se busca hacer saña de la tragedia; al contrario, de hecho se critica esa especie de ansia por la víscera que tenemos, que los medios transmiten”, apunta el vitoriano.

Para no caer ni en tópicos ni en lugares comunes, “hemos podido trabajar con un texto muy bien escrito, cristalino, cercano” afirma Rikarte, que reconoce que se lo pensó un par de veces cuando le propusieron este monólogo “aunque al respeto que me daba se impuso tanto la obra de Gurrea como el hecho de estar bajo la dirección de Fernando Bernués”, con quien el actor ha coincidido en proyectos anteriores. Con esos parámetros bien establecidos, al público se le propone una reflexión “sobre esa línea que separa la culpa, que es a lo que recurrimos para poner nombres y apellidos a quienes consideramos que lo han hecho mal y así zanjar las cosas, y la responsabilidad, que es algo más incómodo de tratar puesto que supone que nos retratamos todos”.

Estrenada el pasado mes de marzo, la obra llega a la cuadragésimo segunda edición del festival en una doble función que también supone un reto para Rikarte, puesto que no es tan sencillo afrontar un monólogo en dos idiomas en solo 24 horas. “No se trata de hacer una traducción, es mucho más”, destaca.