Al parecer, David Bowie animó al neoyorquino James Murphy a reactivar LCD Soundsystem. Hoy, cinco años después de una separación que ha quedado simplemente en un largo hiato, la banda, una de las mejores y más sólidas de la música rock y bailable del milenio, regresa con el sobresaliente American Dream (Sony), disco de post-punk oscuro y electrónico que da la espalda a los himos bailables y en el que se cuelan influencias de Suicide, Talking Heads, Joy Division y el autor de Heroes.
Ya está aquí. Murphy acaba de reactivar a una banda indispensable en el siglo XXI. LCD Soundsystem hizo historia solo con tres álbumes y unos conciertos directamente incendiarios y sudorosos (damos fe), que no daban tregua con canciones imparables como All My Friends, Dance Yrself Clean, Drunk Girls, Losing My Edge, Dance Punk Is playing At My House, etc.
Murphy publicó este pasado viernes su cuarto disco, el primero desde This is happening (2010). Lo curioso del caso es que el estadounidense había anunciado el “descanso indefinido” del grupo, que se despidió el 2 de abril de 2011 con un concierto maratoniano en el Madison Square Garden, disponible en disco (The Long Goodbye) y en un expresivo documental (Shut up and play the hits) en el que reconocía las dificultades de desconectar a la banda ante su éxito y una trayectoria artísticamente intachable.
Aludiendo a su canción Losing My Edge, no ha habido peligro de que su marca pasara de moda. La prueba se llama American Dream y, según explicó Murphy a la BBC, fue Bowie quien alentó el regreso de LCD Soundsystem, cuando le conoció en las grabaciones de Reflektor, de Arcade Fire, y de Blackstar, el disco que coincidió con la muerte del Duque Blanco. “Tú no sabes lo que significas para los demás”, le explicó ante sus reticencias. “¿Te inquieta? Bien, tiene que ser así”, le comentó también.
Inquietante El disco llega después de que Murphy haya colaborado con Arcade Fire, 2Manydjs y Yeah Yeah Yeahs, creado una vinoteca y publicado un villancico antes de su regreso a las giras en 2016. Editado en digital, vinilo y CD, y con una edición especial en cassette disponible de solo en DFA (el sello de Murphy), es un álbum de post-punk inquietante, desolador en sus letras y claramente más comedido en el ritmo, menos eufórico que sus hermanos mayores. Solamente Tonite buscar erigirse como claro himno bailable, a pesar de una letra que raya la desolación con sus alusiones al mercado, las malas noticias, la muerte, las mentiras, lo finito de la vida o el futuro visto como una pesadilla. “Esta es una canción de amor”, ironiza Murphy, que en Oh Baby parece invocar el espíritu de Suicide con un ritmo electrónico minimal (pero pop), tan mortecino como el de Black Screen.
También hay ritmo, claro. En Other Voices recuperan el funk arty de Talking Heads, al igual que en Emotional Haircut, otro alimento para la pista de baile. Murphy le hace un guiño evidente a Joy Division en los casi 10 minutos de la marcial How Do You Sleep? y a su admirado Bowie en Change Yr Mind (cruce de Station to Station y la trilogía de Berlín), y en Call The Police, en el que se cita a la ciudad alemana y Murphy canta (entre Heroes y Lodger): “El plan es llevar el maquillaje como un hombre”.
Respecto a sus letras, son oscuras... muy oscuras. “Estoy intentando despertarme”, canta Murphy. Y lo hace tras una noche de farra en una cama desconocida y consciente del paso de los años. “No perdemos el tiempo con el amor”, se le oye antes de reflejar en American Dream que “te sientes enfermo y desearías estar muerto”. También hay alusiones a la cocaína, el ácido, internet y la pérdida de la memoria, esto es, un futuro de pesadilla. En el agur, en Black Screen, vuelve al Bowie de Low, observando desde el espacio que “podrías estar en cualquier parte de este negro escenario”. El sueño americano reconvertido en pesadilla con un disco sobresaliente, pero que deja el cuerpo frío y el corazón encogido.