Madrid - El escritor madrileño David Llorente ganó el premio Dashiell Hammett de novela negra que concede la Asociación Internacional de Escritores Policiacos con su obra Madrid: frontera, un relato de la degradación de la sociedad española por la crisis económica.
El jurado, integrado por Juan Bolea, Paco Gómez Escribano, Miguel Barrero y Noemí Sabugal, y que concedió el premio en el marco del festival cultural y literario de la Semana Negra de Gijón, valoró la “audacia estilista” del autor para narrar una historia que tiene todos los elementos de la literatura negra “como herramienta de denuncia social”.
El escritor, nacido en Madrid en 1973 y residente en Praga, hace un retrato de la capital española como una ciudad en la que aumenta el número de mendigos y personas desesperadas, a la par que crece la riqueza de banqueros y políticos. Tras conocer el fallo del jurado, el escritor declaró que el premio, que calificó como uno de los grandes galardones literarios, le impulsa a seguir escribiendo sin parar. Llorente competió por el galardón con la argentina María Inés Krimer, con Noxa, sobre los efectos nocivos de los pesticidas; el mexicano Emiliano Monge, con Las tierras arrasadas, sobre la inmigración y la corrupción en su país; la catalana Emna Fernández, con Maldita verdad, que completa la trilogía sobre la culpa; y el asturiano Ignacio del Valle, con Soles negros, sobre el tráfico de bebés durante el franquismo.
Por su parte, el periodista y escritor asturiano Miguel Barrero ganó el premio Rodolfo Walsh para obras basadas en hechos reales con La tinta del calamar, que aborda el asesinato aún sin esclarecer de un homosexual en 1976 en Gijón. El jurado, formado por los periodistas José Luis Argüelles y María de Álvaro y la escritora Vanesa Gutiérrez, valoró la “singularidad narrativa” de Barrero para configurar “una metáfora de la transición española”. Barrero profundiza en los motivos por los que el crimen no resuelto de Rambal, un conocido homosexual del barrio gijonés de Cimadevilla, se transformó en una leyenda que aún perdura hasta hoy. El autor competía con Nos vemos en esta vida o en la otra, sobre el primer condenado por los atentados del 11M, de Manuel Jabois; y El libro rojo, un compendio de los crímenes más escabrosos de primera plana en México, de Gerardo Villadelángel. Además, el madrileño Javier Azpeitia fue galardonado con el Premio Espartaco de novela histórica por El impresor de Venecia, en la que narra las peripecias del editor Aldo Manuzio en una ciudad que vive el fenómeno de una globalización a la medida de su tiempo, en el siglo XVI.
La autora madrileña Sofía Rhei ganó el Premio Celsius de ciencia ficción y fantasía por Róndola, que exhibe un mundo mágico en el que los hombres se convierten en animales y atacan a las mujeres que no son vírgenes. El premio Memorial Silverio Cañada a la mejor primera novela negra se le ha otorgado a José María Espinar Mesa por El peso del alma, protagonizada por el personaje del detective Milton Vértebra. El jurado formado por Luis Antigue, Francisco José Jurado y Rodolfo Martínez, valoró “la ambición” de la novela, ganadora además del Premio Ciudad de Getafe, y la capacidad del autor para “hibridar géneros” y dibujar con “trazos vigorosos” los personajes.
La Semana Negra de Gijón, un festival literario que se celebra en un antiguo astillero en medio de una feria de atracciones, finalizará el domingo su trigésima edición en la que participaron 130 autores de distintos géneros y nacionalidades. -Efe