El espacio independiente Zas Kultur congregaba ayer a varias personas pertenecientes a tres colectivos de nuestro territorio. Y lo hacía bajo el sugerente título: Autogestión y di-gestión. El objetivo del encuentro era sentar sobre una misma mesa a esta triada de señeras agrupaciones que son paradigmas de la autogestión: entre las tres suman casi un siglo de existencia. Y que, de alguna manera, éstas hicieran una “digestión” pública de ese trabajo suyo “digerido” durante tantos años. Pues hablamos de colectivos que nacieron en Gasteiz en los tumultuosos años 80. Una década ésta, los ochenta, que trajo nuevos aires de libertad. Década en la que surgen nuevos movimientos alternativos que se hacen populares entre los jóvenes de Gasteiz. Una Vitoria que arrastraba aún por entonces la sambenita fama de ser una ciudad de curas y militares. O “de rancho y agua bendita”.
A este encuentro, por una parte, acudían miembros de la pionera radio libre Hala Bedi para hablarnos de su experiencia dentro de este colectivo. Hala Bedi Irratia nacía en 1983, no sólo como un medio de comunicación, sino como un movimiento social más que fuera un factor de agitación en la ciudad. Un revulsivo que posibilitara la acción crítica.
Por parte de la revista de humor gráfico e historietas TMEO acudían algunos de sus coordinadores actuales y también de sus fundadores. El irreverente TMEO nacía en 1987. En sus páginas, desde entonces, han tenido el honor de publicar los principales historietistas de nuestro país. Pero el TMEO ante todo, es una obra desmesuradamente grupal, y por serlo así, de naturaleza caótica. Con una tendencia muy clara hacia lo gamberro y el humor irreverente. Después del semanario El Jueves, TMEO es la revista más longeva del Estado.
Finalmente, gente del Gaztetxe nos hablaba de su trabajo dentro de la asamblea de jóvenes que gestiona este centro social okupado desde 1988 situado en lo alto de la colina.
¿Cuál es el secreto de estos tres proyectos autogestionados? ¿Cómo funcionan en su día a día? ¿Han mutado su modelo con el devenir del tiempo? Estas eran algunas de las cuestiones abordadas. Algunas de ellas quedaron sin respuesta, pues para ello hubieran hecho falta unas cuantas jornadas de trabajo y reflexión. Pero algunas conclusiones emergieron. Por ejemplo: cuando los objetivos de un colectivo son concretos y no abstractos, estos unen a las personas que los comparten. En el caso de Hala Bedi, lograr que su radio emita a diario sus contenidos. El Gaztetxe, realizar una programación cultural enfocada al barrio. Y el TMEO, poner en las calles cada dos meses su revista de humor. Pero, y ahí está la diferencia con otras iniciativas, hacerlo de una manera libre fuera del calor institucional que mediatiza todo lo que toca. En ninguno de los tres casos existe un afán de lucro. Se busca, eso sí, la sostenibilidad. Todo ello desde una óptica siempre crítica con el pensamiento imperante.