Vitoria - Hace un par de años, y editado con sus propios medios, vio la luz el libro Memorandum natura, una gran colección de casi 60 imágenes en la que los bosques y la naturaleza de distintas partes de la península y de Canarias se dejaban retratar por María Antonia García de la Vega. La publicación fue el resultado de más de un lustro de trabajo, recorriendo espacios de Ávila, Lugo, Navarra Galicia y Portugal, por ejemplo. Una propuesta que la autora madrileña ha querido y sabido mover, también a base de no pocas presentaciones. Por cierto, en el caso de la capital alavesa, el título se puede conseguir en Zuloa.

Sin embargo, y como es evidente, la cámara no ha estado en descanso desde la publicación del libro. Ni mucho menos. La fotógrafa, licenciada en Geografía e Historia y doctora en Derecho, sigue mirando a la naturaleza desde su perspectiva, retratando lugares con los que el ser humano mantiene una relación diferente a la de otras épocas pero igual de necesaria, por no decir imprescindible. Por eso, además de otros proyectos, Memorandum natura tiene su continuación expositiva, centrada en la zona de Picos de Europa. Y es a esta muestra a la que desde hoy hasta el 14 de mayo abre sus puertas la sala Amárica.

En total, 30 instantáneas recorren lugares como Fuente Dé, Áliva, El Cares, Valdeón y Cosgaya, entre otros. La figura humana desaparece y eso que la creadora madrileña -que se inició en la fotografía de forma autodidácta en 2003- recuerda con una sonrisa que en más de una ocasión se cruzó con no pocos aficionados a la montaña. “En verano se nota la afluencia de gente”. Sí, aunque de manera muy sutil, tiene presencia la figura animal. Pero el protagonismo real se encuentra en las montañas, en las nieblas, en las nubes..., en esos lugares cuyas condiciones meteorológicas pueden cambiar varias veces en poco plazo de tiempo, lo que, por supuesto, es un reto para la labor de quien está al otro lado de la cámara.

Como en sus trabajos anteriores, la fotógrafa se vuelve a inclinar por el blanco y negro para escribir con imágenes su relato sobre la naturaleza de los Picos de Europa. Confiere así una presencia diferente a estos testigos del paso del tiempo que aunque parecen quietos ante el devenir del calendario, no dejan de cambiar a su manera y ritmo.

Así se construye una muestra que sirve como ejemplo también de la labor creativa que García de la Vega desarrolla en proyectos como El coloquio de los perros, Limes civitatis y La Mancha, entre otros. Una exposición y un camino que la autora compartió ayer con las primeras visitas guiadas que se produjeron en Amárica antes de la inauguración oficial de hoy, recorridos que Amárica propicia junto a entidades como la Sociedad Fotográfica Alavesa y la Escuela de Artes y Oficios. De todas formas, ahora es el momento de los espectadores, de aquellos que se quieran asomar a lugares que nunca han visto así.