Donostia - Nada ni nadie es lo que parece en este filme dirigido por Antonio Cuadri y escrito por Patxo Telleria, que prometen una comedia de enredos que también funciona como cariñoso canto de amor al cine.

Presenten a sus personajes...

-Karra Elejalde. Yo hago de Marcos, productor arruinado, un pájaro de cuenta. Es simpático, afable, pero no tiene mucho talento en su negocio, como tampoco lo tiene la gente que le rodea: ni Julen (Unax Ugalde), el director a quien ha producido la tercera película y que me está arruinando porque es malo de cojones, ni Sabino (Ramon Agirre), mi contable. Esta es una película de género, de tahures y facinerosos, un juego de engañar y ser engañados, de robar y ser robado y de no saber quién se lleva el gato al agua, si es que alguien se lo lleva...

-Jordi Mollá. Mi personaje es un don nadie (imita el acento andaluz), un desgraciao que trabaja en un puticlub pero que tiene arte, tiene chispa, tiene aquello... Como la productora no tiene un duro para contratar al gran actor Ray Silvela, deciden que yo suplante a la superestrella (cambia al acento cubano), que es un actor cubano que viene aquí, a San Sebastián, a recoger el Premio Donostia.

Para interpretar ese doble papel ha tenido que entrenar para imitar el acento de Huelva y el cubano...

-J.M. (Con acento caribeño) Sí, he tenido un coach cubano (cambia al andaluz) y otro chico que me ha ayudado con las frases de por ahí... (Con su voz normal) Pero a mí me gusta eso de separarme de mí, sobre todo en una comedia. Yo soy muy gracioso de por sí, no tanto como Karra, que es un fenómeno y me hace gracia incluso cuando se pone de mala hostia...

-K.E. Me pasa mucho, que me encabrono y la gente se descojona, y cuanto más me encabrono, ¡más se ríen!

-J.M. Es una cosa innata que tiene. Estoy encantado de trabajar con Karra, aprendo un montón, es un actor que puede hacer el papel que le dé la gana y ojalá le salga un huevo de trabajo y se lo reconozca todo el mundo porque es uno de los grandes.

-K.E. (Besa a Mollá) Yo pienso lo mismo, ¿eh, papá?

¿Se han inspirado en alguien real para sus papeles?

-K.E. No especialmente. Yo me he leído el guión y me han puesto un peluquín para darle ese punto de ejecutivo, pero por lo demás, no me he basado en nadie. Como en estas películas el espectador nunca está de parte de la policía, sino del delincuente y del amoral, he intentado empatizar con el público con un personaje que es de un quieroynopudismo total.

Muchas veces el productor, quizá porque es el que maneja o busca el dinero, es visto como el malo de la película...

-K.E. He conocido productores de todo tipo, con algunos me he llevado bien y con otros sencillamente no me he llevado. Esta industria cinematográfica, si se le puede llamar así, no es Hollywood, y aquí los productores, unos más y otros menos, producen con pólvora ajena, con un plan financiero, al amparo de una subvención...

-J.M. Hay productores de todos los tipos y de todos los colores. Hay algunos que saben asumir mejor un reto y otros que hacen aguas y son muy desorganizados, pero pasa lo mismo con los actores, los directores, con todo el mundo...

¿Cuánto hay de (auto)crítica al mundo del cine en la película?

-K.E. Se llama Operación Concha, está ambientada en el Festival de San Sebastián, los protagonistas son un productor, un actor, un contable, una maquilladora... Pero no creo que sea una crítica del mundo del cine, es más bien una comedia y una película del género de timadores. Y una cosa os digo: en ella hay más malos, matones y facinerosos que el productor.

Y según afirma el guionista, Patxo Telleria, el filme es un canto de amor al cine...

-K.E. Sí, sí, está tratado con mucho cariño y no ataca a ninguno de los sectores del cine, que es una profesión multidisciplinar.

¿Quiere ser una comedia divertida, amable y para todos los públicos?

-K.E. Nosotros somos los actores. Los que buscan son los productores, los guionistas, los directores... Son preguntas para ellos. Yo no sé qué pretende Cuadri como director ni qué pretendía Patxo cuando escribió el guión. ¿Es una película para todos los públicos, blanca, rosa, amable? No lo sé, pero tampoco creo que sea una película familiar. Por ejemplo, no estamos cortándonos a la hora de emplear tacos ni se trata de abarcar el máximo espectro de público.

-J.M. Es una comedia que no ofenda a nadie y en la que no hay ningún malo: ni los malos de la película son malos. Es una comedia y punto.