Vitoria - En Villa Suso, en el que durante muchos años ha sido el despacho de Enrike Ruiz de Gordoa, Nora Igartua va dando sus primeros pasos como directora municipal del departamento de Cultura, Educación y Deporte.

Llegar y encontrarse con la actual situación en el Ayuntamiento de Gasteiz, con lo que ello afecta además a la gestión de presupuesto. ¿Cómo lo está viendo?

-Un poco perpleja. Son dos cosas las que han sucedido: primero la prórroga y después la cuestión de confianza. Es una entrada un tanto... problemática, pero el presupuesto hay que gestionarlo, sea uno u otro.

¿Qué le ha pedido la concejal Estíbaliz Canto y qué retos se ha puesto usted?

-Los retos que puedan establecerse casi a mitad de legislatura no pueden ser los mismos que los que abarcan un periodo político completo. No obstante, con estas limitaciones, aspiro a desarrollar el Plan Estratégico de la Cultura en la ciudad, un plan que modifique la forma de abordar las políticas públicas en materia de cultura. Me gustaría poder reorientar el modelo clásico de grandes estructuras culturales hacia un modelo distribuido y no centralizado en favor de células de creación y exhibición cultural que necesitan acceder a espacios públicos, que pagamos entre todos, pero que en numerosas ocasiones resultan inaccesibles. Y sacar la cultura con más frecuencia de sus espacios de creación y exhibición convencionales. Ofrecer oportunidades al talento, al interés. En definitiva, acompañar la cultura.

Existe un calendario fijado por la consultoría externa que ha contratado el Ayuntamiento que ya está corriendo y que, de hecho, le estaba esperando a usted. ¿El Consistorio va a ser capaz de cumplir con esos plazos temporales fijados?

-Bueno, eso es competencia de la consultoría externa. Así lo ha diseñado y nosotros hemos creído que el calendario propuesto es el adecuado para llevar a cabo este proceso lo antes posible. Es verdad que el camino se ha ralentizado durante un año, pero desde el primer instante se planteó la necesidad de un Plan Estratégico de la Cultura y ha llegado el momento de llevarlo a cabo. No veo mayor complicación para cumplir los plazos. Lo que exige es un compromiso de ejecución de lo que se recoge en el calendario.

Usted es la persona designada para coordinar este proceso, un trabajo que requiere sumar aportaciones de dentro del Consistorio y de fuera. Esto se dice muy fácil, pero luego hay que hacerlo.

-Efectivamente. Hombre, ya venimos del proceso de participación interna que se llevó a cabo el año pasado en formato de un world café. Ahora hay que dar ese paso de abrir a la ciudadanía la participación, es decir, crear un formato multi-actor que incluya la suma de los ciudadanos. Ese es un proceso complejo que va a tensar mucho y en el que tal vez no vamos a encontrar soluciones a todos los problemas. Pero para ordenar esa participación ya se ha constituido el grupo motor y se están creando las mesas sectoriales abiertas en las que queremos incluir a agentes que consideramos esenciales para que propongan unos inputs sobre los que quieren centrar el debate. Cuando se produzcan esas mesas sectoriales se creará una mesa temática para tratar cuestiones transversales. Y en este camino, la fase más importante será la jornada abierta, ese macro-encuentro que no pretende desvirtuar las fases previas de diagnóstico pero que sí quiere ser una gran puesta en común. Todo ello se deberá validar para decidir cuáles van a ser las propuestas que va a recoger el Plan.

En estos años de crisis de manera especial, da la impresión de que la ciudadanía gasteiztarra en su conjunto, más allá de las expresiones relacionadas con el ocio, se ha distanciado de un sector cultural muy perjudicado en lo económico. ¿Este Plan debe servir para romper esa dinámica?

-No debe servir, es que está diseñado para ello. Necesitamos una estrategia. No sirven esos planes clásicos, al uso, que emitía la propia administración y que acababan prescribiendo. Necesita ser un Plan con perspectiva atemporal, que no dependa de las legislaturas, de los cambios de color en el gobierno local. Así que tenemos que incluir la propia diversidad de la cultura y el sector, a los nuevos públicos, a la gente joven, al talento emergente... El Plan debe centrar su atención también en recoger esas propuestas que lleven a que tanto la administración como el sector privado puedan intervenir para ofrecer espacios, posibilidades y oportunidades a toda esa gente que necesita de visibilidad.

Es evidente que este proceso le va a absorber gran parte de su actividad. ¿Le preocupa con respecto a otras materias que también están en su gestión?

-Sí, claro que absorbe. Y es cierto que el departamento reúne otros servicios como son Educación y Deporte, que tienen también planes estratégicos, aunque sean a nivel interno. Pero bueno, también hay que llevarlos a cabo.

¿Ha tenido ya oportunidad de tener los primeros contactos con los partidos de la oposición? Lo digo porque para el futuro del Plan Estratégico es necesario que todos se comprometan a respetarlo.

-De hecho, que el Plan llegue a buen puerto depende de que los partidos asuman ese compromiso atemporal y apolítico. El éxito vendrá cuando el Plan aumente su capacidad de poder mantenerse a lo largo de las legislaturas e incremente su impacto sobre distintos ámbitos. Sí que hemos hecho una primera ronda de información con los partidos y la recepción ha sido buena. ¿Quién se va a negar a poder reforzar desde el punto de vista cultural la ciudad? Además, en este aspecto, no sólo necesitamos a los partidos del Ayuntamiento, también es importante coordinarnos con la Diputación. Necesitamos crear una red entre las dos instituciones para generar sinergias de intercambio mutuo.

Pues en Diputación les llevan ventaja con su Plan Estratégico de la Cultura.

-Sí, pero bueno, vamos a atenernos al calendario fijado por la consultoría y seguro que cumplimos todos los plazos.

Eso sí, todo este trabajo se tiene que hacer en paralelo a las cuestiones del día a día, que a partir de ahora también son de su responsabilidad. Por ejemplo, hay un problema inmediato para la ciudadanía que es qué hacer en el Iradier Arena antes, durante y después de La Blanca.

-En abordar ese problema estamos ahora. Tenemos varias peticiones de cesión del espacio para distintas actividades. Pero bueno, tenemos que establecer criterios, una programación más ordenada y ver cómo gestionamos el espacio multiusos. En el caso concreto de La Blanca, el pasado jueves tuvimos una reunión para abordar la cuestión y vamos a ir tomando decisiones.

Usted, por ejemplo, conoce bien Montehermoso puesto que ha trabajado allí aunque fuera de manera temporal. ¿Qué se hace con un centro cultural que sigue estando en una situación complicada?

-Por eso el presupuesto de 2017 contempla un aumento considerable de la partida con la idea de programar más y mejor. Efectivamente es otro de los temas a abordar en coordinación con la responsable de la Unidad y veremos si ese aumento de programación tiene las consecuencias que nos gustaría.

El ciudadano percibe más estas cuestiones palpables que las reflexiones estratégicas pero ¿no debería el Plan Estratégico responder a muchas de estas problemáticas concretas?

-Sí, pero eso está en manos de los ciudadanos que vayan a participar. Este es un proceso abierto y estas cuestiones dependerán de su participación. Es lo bueno de esta herramienta. El Plan Estratégico es para toda la ciudad y se hace con toda la ciudad.

En ese análisis se tratará seguro de otras infraestructuras como un Principal sobre el que siempre se habla en cuanto a la necesidad de su reforma pero, a la hora de la verdad, no se hace nada.

-Bueno, en este caso ahí está el acuerdo de gobernabilidad y la propia intención de la concejal. Es más, antes me preguntabas por mis retos, pues éste también lo es. Es imprescindible abordar la reforma posterior al estudio que se quiere hacer. El teatro tiene unas condiciones muy limitadas de uso tanto en lo que se refiere a los recursos humanos como materiales y eso hay que abordarlo porque sino va a decaer la infraestructura y, por lo tanto, una de las referencias culturales de la ciudad.

¿Cómo de larga es la lista de reuniones que tiene con el sector?

-Desde el punto de vista numérico, muy larga. Pero bueno, me interesa desde el punto de vista cualitativo, es decir, a qué llegamos con esas reuniones.

¿Cómo ha sido el traspaso de poderes con Enrike Ruiz de Gordoa?

-Pues lamentablemente no he tenido ocasión ni siquiera de saludarle porque él se jubiló unos días antes de que yo entrara.

¿Cómo se ha encontrado el departamento?

-Hemos tenido que hacer una pequeña reordenación de funciones, pero bueno. Lo que sí te puedo decir es que me impresiona la calidad humana del equipo técnico, su motivación. Lo que quiero es aprovechar su experiencia y su bagaje.

Profesora, traductora, organizadora de eventos, asistente en un centro cultural... ¿Qué de cosas ha hecho?

-Me han dicho alguna vez que el mío es un currículum polifacético (risas).

¿En qué papel se ha sentido más cómoda?

-Añoro la dedicación académica, pero todas las experiencias son buenas.

Aunque no me gusta mucho la palabra, ¿cómo es en el papel de consumidora de cultura?

-Soy una aficionada a la música clásica y minimalista. Soy fan, aunque tampoco me gusta mucho la palabra, de Yann Tiersen y ese tipo de propuestas. Y leo sobre todo cuestiones relacionadas con el euskera. Soy una persona curiosa.