Vitoria - Al otro lado del teléfono, la voz de Juanjo Mena se nota agradecida pero también cansada. El domingo salió de Manchester dejando atrás la sede de la BBC Philharmonic para viajar hasta Estocolmo y ponerse al frente de la Swedish Radio Symphony Orchestra ya que junto a esta formación va a ofrecer dos conciertos el jueves y el viernes en el auditorio Berwaldhallen de la capital de Suecia. Aún así y aunque ya es tarde, el director de orquesta gasteiztarra encuentra unos minutos para hablar con DIARIO DE NOTICIAS DE ÁLAVA y compartir con sus lectores las primeras reflexiones tras haber conseguido el Premio Nacional de Música 2016 en la modalidad de interpretación por, según remarcó el jurado en el fallo hecho público por el Ministerio de Educación y Cultura, su trayectoria profesional en la última década.
“Recibo el premio con respeto y cariño pero sin perder los papeles”, apunta el director, para subrayar al instante que “no es sólo un premio para mí, es un galardón a mucha gente, es de todos los que me han acompañado en el camino. Es un premio de nuestra ciudad, de nuestro conservatorio, de Antxon Lete, de la Escolanía Samaniego, del Coro Araba, del grupo Amets, de los txistularis de Zaramaga, de Feliciano... de tanta gente. No quiero que se me olvide nadie, aunque sé que es imposible nombrar a todos: los compañeros de la Banda Municipal que estudiaron conmigo, Carmelo Bernaola, el alcalde Cuerda,...”. Al fin y al cabo “ser director de orquesta es intercambiar energía con el grupo, con quienes tienes delante. Y tengo claro que sin esas personas, yo no soy nada. Así que en un momento como éste, me tengo que acordar de todos ellos”.
Por supuesto, Mena hace una especial mención a la familia, a quienes ayer estaban en Gasteiz a demasiados kilómetros de Estocolmo. Pero la agenda laboral manda. “La verdad es que están siendo unos días de trabajo intenso”, una labor continuada que se lleva a cabo bajo una base fundamental para el vitoriano: “siempre quiero estar concentrado en hacer la mejor música posible. Mi trabajo es estar cada día intentando mejorar y eso se mantiene hoy como ayer, con o sin un premio”.
Más allá del nuevo reconocimiento que el Nacional de Música supone -un galardón que en su modalidad de composición ha recaído este año en Antoni Parera-, también hay un montante económico que lo acompaña. Eso sí, Mena tiene claro qué va a hacer con los 30.000 euros. “El otro día me dieron también el galardón de Musika Bulegoa [como ya informó este periódico] del Gobierno Vasco y el dinero va a ir para un pianista vitoriano, Garikoitz Ortiz de Villalba, que es un chaval que tiene un talento enorme y al que hay que apoyar económicamente para que llegue lo más lejos posible. Y en el caso del Nacional, va a pasar lo mismo. Todavía no sé con exactitud que apoyaré, pero el dinero irá destinado a fomentar las bases de la música y la formación en nuestra ciudad”.
La verdad es que la determinación no puede sorprender. Cualquiera que haya seguido la trayectoria de Mena y sus declaraciones en distintas entrevistas sabe a la perfección cómo pone en valor el director de orquesta la necesidad de la educación cultural y el trabajo que siempre se hace desde la base. Por eso, el gasteiztarra siempre tiene en mente a quienes, desde que era un niño, le ayudaron en esa senda inicial, en el arranque de una carrera que hoy no tiene parangón ni en el País Vasco ni en el Estado, una trayectoria que en el ámbito internacional no para de sumar elogios, galardones y, sobre todo, trabajos, al fin y al cabo, la mejor muestra de cómo se valora lo hecho hasta ahora y lo que todavía queda por delante. - DNA