madrid - La escritora, directora e intérprete Lola Blasco (Alicante, 1983) logró ayer el Premio Nacional de Literatura Dramática por su obra Siglo mío, bestia mía, “una obra llena de ritmo poético que capta con lucidez la actualidad”, según el fallo del jurado.

Concedido por el Ministerio de Educación, Cultura y Deporte y dotado con 20.000 euros, el premio distingue una obra de autor español escrita en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado y editada en España durante 2015.

El jurado ha premiado la obra, según informa el ministerio en una nota, “por la fuerza de su confrontación muy personal con un tiempo fracturado, un gozne de la historia” y por su “construcción innovadora”.

Lola Blasco afirmó ayer sobre su obra ganadora que es un texto que “apela a la sociedad y la compasión” en la actual sociedad y que, “como todo arte, es política, pero va más allá de una postura concreta”. “La obra es poética, muy melancólica, y habla de personajes que van a la deriva. Es postidealista, con el desconsuelo, el desamor, el fracaso o la imposibilidad de ver al otro como temas, en un mundo en crisis, donde el terror y la violencia se apoderan de todo y no somos capaces de amar”, señaló.

La trayectoria de Blasco refleja numerosas obras con ese compromiso político del que habla, como por ejemplo En defensa de un teatro político revolucionario, que tenía al movimiento 15-M como telón de fondo. Preguntada sobre la posibilidad de rechazar el premio del Ministerio de Educación, Cultura y Deporte, ha asegurado que no se le “ha pasado por la cabeza”. “Si se premia a un texto por mi creación, por qué lo voy a rechazar. La obra no está sujeta a la política del Gobierno, el texto ha gustado y sobre todo su poética”, señaló Blasco, quien no obstante ha recordado que su “postura política es muy clara” y le “molestaría” que los políticos “hicieran uso” de su obra.

La autora considera que el actual teatro español está “en muy buena forma” y celebra que “cada vez haya autores que escriben maravillosamente bien y lleven a un resurgimiento” a la escena. Sin embargo, como profesora de universidad no se muestra tan optimista con las nuevas generaciones de estudiantes.

“Las políticas han ido dejando de lado las humanidades y eso se nota. Las asignaturas de literatura son ‘una maría’ y nadie considera que tenga valor e interés, lo que se traslada al pensamiento de los estudiantes. La filosofía y la literatura dan esta capacidad de juicio, pensamiento y libertad para actuar con independencia”, apuntó. - Efe/E.P.